Es imposible escribir esto sin una sensación de orfandad y vacío abrazándome, sin pensar que este último capítulo ha supuesto el fin de una época, de una etapa, de una forma de estar y enfrentarse a la vida. Tras 22 años en emisión, 23 temporadas y 420 capítulos se ha terminado Cuéntame cómo pasó. Cuando en la pantalla empezaron a aparecer los créditos con la intro del primer capítulo, media España estaba llorando y la otra mitad apretando muy fuerte la mandíbula para no hacerlo.
Una serie que ha contado la historia reciente de este país, pero también la de cada uno de sus ciudadanos, desde la de los españoles a pie y pluriempleados a la de los señoritos con posibles y mecánico. La historia de esta España nuestra que pese a estar cambiada no es tan diferente a esa en la que mis abuelos empezaron a bregar para tratar de entregarnos un futuro mejor y un país en paz. Un progreso alcanzado por muchos de ellos y continuado por nuestros padres, un progreso que ahora parece que no sabemos apreciar ni valorar.
Empecé a ver Cuéntame el día de su estreno, un 13 de septiembre de 2001. Acababan de atentar contra las Torres Gemelas en Nueva York y el mundo estaba cambiando. Yo tenía 9 años y estaba con mis padres en el salón, no despegamos la vista del televisor, porque, al igual que el mundo, nuestra vida había cambiado drásticamente no hacía mucho. En mi familia, al igual que en casa de Merche y Antonio, también reinaba cierto desconcierto y miedo al futuro.
Durante años he visto el devenir de la familia Alcántara, cómo sus personajes han ido creciendo y evolucionando, año tras año, de la misma forma que yo también lo hacía: la ficción sirve, en ocasiones, para hacer el retrato más sincero y veraz de la realidad. Aunque lo real, la vida misma, siempre tiene un final más atroz. Es, sin lugar a duda, la serie de mi vida y la de muchos otros: aquella que nos abrazó cuando éramos niños y ahora nos deja siendo adultos. Como dijo Héctor García (@Chackson5) en Twitter: «puedo decir que sé todo lo que ha pasado en la serie sin haber nunca visto un capítulo entero. A eso se le llama haber transcendido». Además de haber contado con uno de los mejores repartos de la televisión en España, conjugando a genios como Fernán-Gómez, Tony Leblanc o Terele Pávez junto a nuevos rostros como Ricardo Gómez y Elena Rivera, que ahora triunfan.
Aprendimos a que querer mucho no siempre es querer bien, a que el exceso de orgullo todo lo corrompe, también a que nunca es tarde para aprender y a tener siempre cerca y tratar con amor a la familia y amigos.
Ya era jueves cuando acabó este último capítulo, estaba sentado en el salón de otra casa: muchos lloraron, yo también.
Gracias por todos estos años.
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