La Policía municipal de Madrid ha detenido a los progenitores de un niño de 5 años por pegarle y agredirle con suma violencia. Lo que más llama la atención de la noticia es que la madre, natural de Ecuador, argumentó ante los agentes que los moratones causados por los impactos de un cinturón en el culo del pequeño, era parte de la forma que tenía de educar a su vástago, «al contrario de lo que se hace en España». «Yo no maltrato, yo corrijo con el cinturón, como se hace en mi país», dijo. Evidentemente fueron detenidos acusados de un supuesto delito de maltrato infantil.
Ninguna duda tengo respecto a que esta no es la forma habitual que tienen los ecuatorianos de educar a sus hijos. Pero esta información me lleva a reflexionar sobre, quizás, los dos términos más utilizados en el ámbito de la antropología social y cultural: el etnocentrismo y el relativismo cultural, los cuales se oponen totalmente entre sí. La madre, ecuatoriana, defiende tesis etnocéntricas, ya que no admite la denigración de ninguna cultura, por muy primitiva que esta sea. Por el contrario en el relativismo cultural todas las culturas tendrían igual valor, y ninguna sería superior a otra pues todos los valores son considerados relativos. Afortunadamente nos movemos en un entorno sociopolítico cultural en el cual prima la segunda. O eso creo.