La sesión del Parlamento británico, esta semana, en la que más de medio centenar de diputados laboristas acabaron votando contra la línea de su propio partido en el asunto de la guerra de Gaza, es un ejemplo más del cambio de la opinión pública respecto al conflicto palestino-israelí. Los motivos de este cambio son complejos; algunos vienen de muy atrás y han evolucionado lentamente, otros son muy recientes; en algunos casos son universales, en otros hay diferencias notables entre países. Esos cambios no van todos en la misma dirección. Y aunque la tendencia general es anterior a la actual guerra de Gaza, es fácil pronosticar que esta la exacerbará.
Si queremos analizar el deterioro de la imagen de Israel en Occidente, tenemos que centrarnos en la izquierda, que en los años inmediatamente posteriores a su creación lo ensalzó como un ideal de sociedad socialista, para irse alejando lentamente de él. Esto se debió, sucesivamente, al auge de las doctrinas del anticolonialismo en la década de 1960, al ascenso de la derecha israelí en la de 1970 y a la revuelta popular palestina a finales de la de 1980. Pero, aun así, sobre todo en Francia o Gran Bretaña, una parte de la izquierda había mantenido su apoyo a Israel, aunque fuese con matices, dirigiendo sus críticas no al país en sí sino a sus Gobiernos de derecha. La gran transformación se ha producido, en realidad, en la última década, con el éxito del «interseccionalismo», que consiste en reunir todas las minorías consideradas oprimidas en una coalición amplia de protesta. Esto ha venido a coincidir, además, con el despertar del activismo entre las comunidades musulmanas en Europa, para las que el asunto de Palestina tiene una enorme relevancia, ya sea política, religiosa o ambas cosas a la vez. La combinación de estas dos tendencias es lo que hace que el Partido Laborista británico se encuentre ahora dividido y que izquierda francesa de Jean-Luc Mélenchon sea ya abiertamente antiisraelí. El fenómeno se da incluso en Estados Unidos, si bien allí exclusivamente entre la élite universitaria; pero precisamente por eso su proyección cultural es considerable. En Alemania, por el contrario, la sombra del Holocausto tiene un peso cultural mayor y obliga a la izquierda moderada en el poder a contener sus críticas a Israel.
Mientras tanto, curiosamente la derecha europea se ha ido identificando cada vez más con Israel, después de décadas de escepticismo e incluso hostilidad, como en el caso de España. Esto es consecuencia de la aparición del terrorismo islámico a principios de siglo, a su vez la causa de que las opiniones públicas de países con amenazas yihadistas como Kenia o Nigeria estén ahora entre las más proisraelíes del mundo. Sin embargo, esta tendencia no es tan evidente ni universal como la contraria en la izquierda, y sus números no la compensan. El resultado es que la imagen de Israel en la opinión pública sigue empeorando. Las duras imágenes que nos llegan de Gaza, detallando el sufrimiento de los civiles, no hacen sino profundizar esa tendencia que ya se había iniciado antes.
Comentarios