![La obra «Caballero de Vivar» de Julio Escribano Hernández](https://img.lavdg.com/sc/1mFmSHYVuDgm_yT3DVWy6ccD6T4=/480x/2023/10/26/00121698334681443878105/Foto/libro23.jpg)
I. Introducción:
En «Los bienes de la Fundación de Cajastur»), artículo del anterior domingo, denunciante de incumplimiento legal, con pasividad del Principado de Asturias en defensa de los derechos de los asturianos, recordé el «amor» de éstos por León, por sus tierras y villas, con pendones, tamboriles, dulzainas y cecinas de vacuno. El Obispo Almarcha, Procurador de Cortes y Consejero del Reino en tiempos de Franco, a las hijas de los más católicos leoneses, bautizaba con el nombre de «Socorritos», por ser hijas también de la Virgen del Socorro.
En Arbás, el lugar de León más próximo a Asturias, los asturianos disfrutaban en «Casa Quico» con los sabrosos olores a carnes guisadas. Eso mismo, según el capítulo X de La Odisea, ocurrió en la isla griega Eolia, en casa de «Eolo», hijo de Hípotes y señor de los vientos, aunque los olores sabrosos fueren de carnes asadas, no de las guisadas, mucho más indigestas. Diferencia en cualquier caso importante.
Cerca de «Casa Quico», casi enfrente, estaba la Fábrica de Cementos «Valgrande», propiedad de Sedes, que la tuvo que cerrar por exigencia de ricachos de aquí. Y León no era precisamente Ítaca, siendo más de Ítaca, la Penélope que fue, llamada la Caja de Ahorros de Asturias, Sedes incluida, su apetitosa empresa; una y otra de gozo para insaciables pretendientes.
Por ahora, aparco en la Escandalera lo de la Caja, a la que regresaré más adelante, con ocasión de la presencia del infanzón don Rodrigo Díaz en la Catedral del Salvador en Oviedo, aunque se aconseja al lector y lectora mucho cuidado y atención, pues el asilvestrado conejo a cazar, puede saltar de mata o de arbusto de encinas en el momento más inesperado, ya agotados los perros de presa. Y de Arbás y de más lejos, incluida la llamada «Casa Infantil Covadonga», ya escribí el 9 de Julio de 2017, bajo el título «Yendo a la piscina».
Fue interesante el intento fracasado de unir León y Asturias en una misma Comunidad Autónoma, a pesar del gran desnivel, estando León muy alto y Asturias muy baja. Dentro de unos días, con lo de la inauguración del AVE, quedarán León y Asturias mucho más unidos o en común, en comunidad, aunque con trece años de retraso y al precio desorbitado de cuatro mil millones de euros. Mucho aconteció y mucho se traficó desde lo de las dovelas a principio de siglo. ¿Lo sabrá Santiso?
Toca ahora continuar con otros embrujos o episodios de amor entre León y Asturias, Imperio y Reino, respectivamente, en tiempos de los leoneses Fernando I y Alfonso VI. Lo más importante fue que el Campeador, el infanzón Rodrigo Díaz de Vivar, de Castilla y de León, «el héroe más famoso de la Historia de España» o «el más grande capitán de la Edad Media, matrimonió, según juglares y crónicas de verdad, con la asturiana Doña Ximena en 1074, hija del Conde de Oviedo, de la verdadera nobleza astur y no de la pacotillera.
II.- El Libro de don Julio Escribano:
Fue revolviendo estanterías hace días, con encantamiento quijotesco, como milagro de religión o brujería de magia, el reencontrar el libro del que es autor don Julio Escribano Hernández, titulado Caballero de Vivar, mozárabe histórico, fiel guerrero y héroe literario. Ese libro fue editado este mismo año por la otra, la Fundación Universitaria Española; y don Julio, amigo mío y Doctor en Geografía e Historia, me lo hizo llegar hace un par de meses.
Trataré tres cuestiones importantes, ahora y el siguiente o siguientes domingos:
1ª.- Don Julio también es autor del libro, publicado en 2011, titulado «Historia viva en las cartas de Pedro Sainz Rodríguez (1897-1986)», subtitulado: «El ministro de Franco que quiso restaurar a don Juan». Las peripecias asturianas de don Pedro son destacables y a ellas iremos.
2ª.- Don Julio fue investigador de la Fundación Universitaria Española, la misma que, hace unos días, anunció por comunicación del patronato que, «por problemas organizativos», se suspendía el acto de apertura de curso 2023-2024. El invitado principal era el ex secretario personal de Benedicto XVI, Georg Gänswein. El asunto tiene, sigue teniendo tela y madejas.
3ª.- El libro Caballero de Vivar es interesante. De una parte, por considerar al Campeador «mozárabe histórico», o sea, un Cid cristiano en tierra de moros con delicadezas. Eso no fue lo que me enseñaron en el Colegio Auseva, que siempre fueron de lo otro y radicales, como radical fue el hijo de Zebedeo, Santiago, el «matamoros», patrón de España, gracias al loco Quevedo, de la militar Orden de Santiago.
III.- Cosas de Oviedo y de Madrid: Franco y doña Lydia:
Además, el libro último de don Julio recuerda la boda del Cid con Doña Ximena, la asturiana; «hechizos de amor» se llamó a eso. La imaginación ve pasear al Campeador por la plaza catedralicia de El Salvador, para la apertura de «Arca Santa». Y al pasar por la plaza es inevitable recordar que, en la Edad Actual, el edificio más voluminoso, después de la catedral, es el que fue de la Caja de Ahorros de Asturias, al parecer hoy vendido a unos muy conocidos en Oviedo. Del Cid en Oviedo es eminencia el archivero e ilustre sacerdote diocesano, don Agustín Hevia Ballina, ya retirado.
De don Pedro Sainz Rodríguez, don Julio me contó que don Pedro, en 1920, ganó por oposición a los veintitrés años, la cátedra de Lengua y Literatura en la Universidad de Oviedo, y pronunciada la lección de inauguración del Curso Académico 1921-1922 sobre la obra de Clarín, basándose en las informaciones facilitadas por el entonces Rector e hijo de Clarín, don Leopoldo Alas, luego fusilado. En el libro Testimonios y recuerdos, publicado en 1978 por Planeta, sobre aquel Oviedo, escribe don Pedro lo siguiente:
«Conocí a Franco en Oviedo, cuando era novio de doña Carmen. Él iba a galantear a doña Carmen, y, por cierto, procedía con gran tenacidad, esquivando mil dificultades, porque el padre de la novia se oponía decididamente al matrimonio. Este señor consideraba el casar a su hija con Franco algo así como casarla con un torero; ésta era una frase suya muy divulgada en Oviedo. Lo decía por el peligro de vida que suponía la carrera de Franco, entonces con destino en la Legión».
Y más adelante, añade Sainz: «Cada vez que Franco iba a Oviedo, el marqués de la Rodriga le invitaba, y en una de esas cenas fue donde le conocí. Al retirarnos tras del café nos quedamos, como hacen los madrileños, hasta las tres de la mañana, dando paseos por aquella calle que llaman Escandalera».
Don Julio añadió de palabra, lo que nunca escribió don Pedro: que Franco era un pelma, pues viniera o no a cuento, recitaba una y otra vez, la famosa y patriotera «Oda al Dos de Mayo», de Bernardo López, que se inicia así, también, por cierto, de obligada recitación en las amaneradas clases de Oratoria y Declamación en el Colegio Auseva:
«Oigo, patria, tu aflicción
y escucho el triste concierto,
que forman, tocando a muerto,
la campana y el cañón;
sobre tu invicto pendón,
miro flotantes pendones…»
De don Pedro, luego ministro de Franco y más tarde antifranquista monárquico, escribió Luis María Ansón el prólogo del libro de don Julio, el de las Cartas. En el Prólogo se recogen las siguientes palabras pronunciadas por don Leopoldo Calvo Sotelo: «La política monárquica de don Juan en Estoril pasa por Pedro Sainz Rodríguez. Manda en el Consejo Privado, en el Secretariado Político y, sobre todo, en el propio Rey». Y añade Ansón, de propia cosecha: «El centro de decisión durante los largos años de política monárquica contra la dictadura de Franco fue Pedro Sainz Rodríguez».
Don Julio Escribano fue secretario de don Pedro Sainz, que fue director cultural de la Fundación Universitaria Española hasta su fallecimiento en 1986, y a la que donó cincuenta y dos mil libros, su colección, mimosamente cuidada por soltero y místico, bibliógrafo y bibliófilo. Una de las últimas cartas recogidas en el libro Historia Viva en las cartas de Pedro Sainz Rodríguez es un pésame al presidente entonces de la Fundación, Don Antonio Garrigues y Díaz Cañabate, por la muerte de su hijo Juan.
A don Antonio Garrigues, en la Presidencia de la Fundación, sucedió don Gustavo, hombre delicado y suave, a pesar de su castizo y guerrero apellido, «Villapalos». Después de una presidencia breve, la de Osoro, ahora la presidenta del Patronato de la Fundación es doña Lydia Jiménez González, que también es, además de amiga del cardenal Rouco Valera, la directora general de las llamadas «Cruzadas de Santa María». Y amén.
Aclaro que esto último no me lo dijo don Julio Escribano, hombre muy pío y muy discreto, sino don José Manuel Vidal, alto directivo de Religión Digital, donde escribo, y también discreto.
IV.- El siguiente:
Y en el siguiente artículo trataré de la inauguración de curso, suspendida, en la Fundación Universitaria Española, por diversas razones. Antes se contará la visita el lunes 7 de marzo de 2016 a la sede de la Fundación, en la calle Alcalá, los rezos con don Julio en la vecina Iglesia «agustina recoleta» de San Manuel y San Benito. Luego se contará lo de la merienda, con ensaladilla rusa incluida, en Platea, en Colón, una vez vista la Exposición del cuarto centenario de la muerte de Cervantes en la Biblioteca Nacional. Y más tarde, no nos olvidaremos, lo del Campeador.
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