Alto el fuego ya en Oriente Próximo

Daniel López acuña EXDIRECTOR DE ACCIÓN SANITARIA EN SITUACIONES DE CRISIS DE LA OMS, Y PROFESOR ASOCIADO DE LA ESCUELA ANDALUZA DE SALUD PÚBLICA.

OPINIÓN

Isaac Fontana | EFE

25 oct 2023 . Actualizado a las 08:55 h.

La crisis humanitaria a la que ha estado sujeta la población de la Franja de Gaza durante muchos años —al vivir en un gueto que ha constituido un apartheid de facto— ha cobrado dimensiones de verdadera catástrofe humanitaria a raíz del estallido del conflicto entre Israel y Hamás.

Tras la incursión terrorista de Hamás en Israel, el asesinato de civiles y la captura de rehenes, todos ellos actos condenables y violadores de las «leyes de la guerra», se ha producido una respuesta ciertamente desproporcionada por parte de Israel, absolutamente condenable y también violatoria del derecho humanitario internacional, que más que una guerra contra Hamás que lanza ofensivas contra objetivos políticomilitares del grupo radical responsable del ataque terrorista, está suponiendo el genocidio de toda la población palestina residente en la Franja de Gaza.

Los ataques indiscriminados que afectan y matan a la población gazatí, la destrucción masiva de viviendas e infraestructuras vitales, la agresión a establecimientos sanitarios y escuelas, la entera devastación de un territorio y la agudización del cerco que deja sin suministros e insumos vitales a una población de alrededor de dos millones de personas hablan por sí solas y muestran que las convenciones de Ginebra, que constituyen el ordenamiento internacional humanitario, están siendo flagrante e impunemente violadas, al tiempo que se perpetran crímenes de guerra y contra la humanidad.

La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados palestinos (Unrwa) ha dado a conocer algunos datos escalofriantes: el 25 % de las viviendas en Gaza están dañadas o destruidas, se han producido 59 ataques a establecimientos de atención sanitaria (incluido el hospital Al Ahli, que dejó un saldo de mas de 500 muertos); hay 170 establecimientos educativos afectados, algunos de los cuales han sido incluso bombardeados produciendo pérdida de vidas; las instalaciones de agua y saneamiento están gravemente dañadas y el abastecimiento de electricidad ha sido cortado. En pocas palabras la población de la Franja de Gaza está sin luz, sin agua, sin alimentos, sin salida, bajo los escombros y bajo bombardeos indiscriminados. El riesgo de brotes de enfermedades transmitidas por el agua crece cada día y la saturación y vulnerabilidad de hospitales y centros de salud es pasmosa produciendo numerosas defunciones que podrían ser evitables.

La ayuda humanitaria internacional no esta llegando a Gaza. El paso fronterizo con Egipto en Rafah está cerrado y hay decenas de camiones con víveres e insumos para la ayuda humanitaria que ha movilizado la comunidad internacional, incluidos medicamentos y equipo médico, que no puede pasar la frontera, como no pueden pasar a Egipto miles de personas que quieren huir y buscan refugio.

El corredor humanitario por el que clama la comunidad internacional es esencial para viabilizar la ayuda de alimentos, agua, medicamentos, servicios sanitarios de urgencia y techo para los desprotegidos. Pero no seamos ingenuos al respecto, porque resulta totalmente insuficiente cuando el 80 por ciento de la población gazatí, de acuerdo con Unrwa y otras agencias de las Naciones Unidas, está en situación de vulnerabilidad humanitaria, cuando la gente trata de huir de la devastación, no tiene donde guarecerse, muere en la huida y los fallecimientos ascienden ya a varios miles de personas.

Debemos tener muy claro que un corredor humanitario no será realmente viable mientras prosigan los bombardeos indiscriminados y los ataques a la población civil, por lo que un alto al fuego resulta esencial para poder dar respuesta a la catástrofe humanitaria que se vive en Gaza. No hay seguridad posible cuando hay un asedio y un bombardeo de la infraestructura civil en una zona densamente poblada.