
Antes de que inicie la lectura de este extraño artículo, le pido perdón por poner en números, y no en letras, las cifras que voy a dar. Porque si usted tiene la misma dificultad para leerlas que tuve yo para escribirlas, podríamos aproximarnos a la tragedia de Gaza.
Dice la tradición que andaba San Agustín paseando por una playa cercana a Hipona, articulando en su poderosa mente una razonable explicación del misterio de la Trinidad, cuando se encontró con un niño que, tras hacer un hoyo en la arena, intentaba llenarlo con el agua del mar que trasladaba en una concha de vieira. Se paró a mirar el obispo y, al ver que el agua desaparecía en un instante sin que el niño desmayase, le preguntó cuál era su intención. «Quiero vaciar los mares —dijo el niño— y meter todo el agua en este hoyo». A lo que el santo respondió: «No quiero desanimarte, pero me parece difícil que quepan ahí todos los mares». Y ahí le chafó el argumento el niño bendito: «Más difícil es lo que tú cavilas y no parece que estés desanimado».
Los ciudadanos de hoy estamos acostumbrados a manejar enormes cifras, con las que los sabios quieren informarnos, cuya desmesura desborda absolutamente nuestra capacidad de comprensión, pero que luego digerimos con la mayor naturalidad. Los astrónomos que analizaron las imágenes del telescopio Hubble calcularon que el universo observable tiene 1.000.000.000.000 de galaxias similares a la Vía Láctea. Y esta galaxia, que es la nuestra, tiene 40.000.000 de soles como el nuestro, y otros 160.000.000.000 de soles más pequeños con sus lunas y satélites. Y ahí termina una noticia que, en su aparente precisión, nos informa de algo que, por ser inabarcable, apenas significa nada.
Joe Biden, en un plano mucho más accesible a nuestro cerebro, va a pedir al Congreso de los EE. UU. 115.000.000.000 de dólares para financiar la defensa de Israel, Ucrania y Taiwán hasta finales del 2024, cosa que tampoco debe decirle mucho a usted, que está preocupado por el precio del aceite. Y en la misma línea les informo yo de que la población sitiada en Gaza equivale a tres ciudades como Sevilla, cuyo consumo diario de agua, en todas las aplicaciones domésticas, equivale a 158.000.000 de botellas de 1,5 litros, que, si fuesen abastecidas por carretera, supondrían la entrada en la ciudad de 9.000 tráileres diarios, de cinco ejes cada uno, todos los días del año.
Ahora piense que el sábado fue noticia de alcance mundial que la Franja de Gaza, que está cercada y racionada desde hace nueve años, recibió 20 tráileres de suministros generales, y liberó a dos rehenes americanos. Nadie se acordó de que, con el combustible quemado por los aviones que trasladaron a los gerifaltes del mundo a la estéril reunión convocada por Egipto, podrían funcionar todos los hospitales y desaladoras de Gaza durante tres meses. Estas son, sin utilizar los datos de las matanzas y las ruinas, las cifras de la tragedia, que, cuando terminó el telediario de la noche, ya estaban tan digeridas como si fuesen galaxias.
Comentarios