Algunos nos alegramos al ver que un colectivo de ciudadanos se moviliza para denunciar o exigir aquello que consideran justo. Padres y madres del municipio de Valdés han levantado la voz porque en los colegios de sus hijos ya no cuentan con el servicio, que durante décadas, prestaban los conserjes. Y se ha de celebrar esta reacción de rechazo a una decisión municipal, esta salida a la calle, esta denuncia pública, cuando lo más frecuente es lo contrario, es decir, la pasividad, la resignación. Bienvenida sea pues, este incidente que a despertado lo que parecía aletargado.
Podría pensarse, que en Valdés y en todo el occidente, las escuelas rurales, los colegios y los institutos no tienen otras carencias, y no es así. Podría pensarse que los jóvenes de esta zona pueden acceder a los estudios universitarios en plano de igualdad con los que viven en el centro, y no es así.
Podría pensarse, que en Valdés y en todo el occidente, los transportes públicos, de carretera o ferroviarios, presentan una oferta completa y atractiva en cada núcleo de población, y no es así. Podría pensarse que las carreteras de la zona gozan de un estado de conservación optimo y puntual en cada momento, y no es así.
Podría pensarse, que en Valdés y en todo el occidente, a nuestros mayores se les atiende y se cuida tal como merecen y que disponen de suficientes plazas públicas en los ERA y no es así.
Podría pensarse, que en Valdés y en todo el occidente, las listas de espera en la sanidad pública son algo ya superado y que los consultorios y los hospitales tienen completas sus plantillas de profesionales, y no es así.
Hechas todas estas salvedades y otras que se podían añadir, cabe preguntarse las razones que el ayuntamiento de Valdés caviló para prescindir de los conserjes de los colegios. Si se diese una situación de penuria económica que obligase a recortar de donde es menos importante, o menos urgente, podría entenderse, pero no es el caso, porque es el mismo ayuntamiento el que gasta sin miramientos en cuestiones que tienen poco de urgentes o prioritarias y que son más de autobombo que de servicio a la comunidad.
Podría pensarse, que en Valdés y en todo el occidente, la única preocupación actual de quienes pueblan esta comarca asturiana es la ausencia de conserjes en los colegios, y no es así. Poco prudentes seremos si compramos sal de frutas para la digestión si la nevera está vacía.
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