Ni la exhibición de la Patrulla Águila hace que Cuca levante cabeza. Hay que ponerse en su pellejo. Desde que hace una semana su jefe Alberto anunciara próximos «ajustes» en el PP ella anda, digamos, algo «ajustada». De ahí que acaso presa de los nervios corriera a airear la fake de que dos ministros de Pedro se reunieron con el fugado Carles en Bruselas. Ella dirá que, bueno, un error lo tiene cualquiera, y si encima se comete por España, pues he aquí un atenuante como la copa de un pino. Pero no se puede negar que a esta superviviente de los aplausos a Casado los mencionados «ajustes» le están afectando. Mientras su némesis Patxi y su ahora líder contemplan los aviones con rictus de a mí que me registren, ella anda con los ojos a ras de suelo, quién sabe si a la espera del mensaje final. Tampoco hay que dramatizar. Si mantiene el contacto con Querido Pablo y la sangre llega al río siempre le podrá preguntar cómo es el día después.
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