¡Menudo Santamarina!

Álvaro Boro

OPINIÓN

A la izquierda, Miguel Santamarina y a su derecha, José Serres
A la izquierda, Miguel Santamarina y a su derecha, José Serres

06 oct 2023 . Actualizado a las 10:43 h.

Muchas veces tendemos a separar el arte, la cultura en general, del devenir de la vida, de nuestro día a día, del piel con piel. Se piensa que son cosas aburridas, para cuatro mandarines elegidos y cargados de snobismo. Pero nada más lejos de la realidad, porque aunque no todo es cultura, porque de ser así nada lo sería, es algo que tenemos presente todo el rato y todo el tiempo.

Los bares son esos refugios que además de calmarnos el hambre y la sed, también nos sanan el alma y el corazón. La Menuda Chigre & Tienda inauguró el pasado jueves la exposición de Miguel Santamarina, y como siempre aquí, aunque esta vez un poco más, la gente acudió en masa a respaldar el arte y el bebercio: una dupla muy exitosa, necesaria y nunca falta de polémica. Es un auténtico placer compartir codo en barra con la obra de Santamarina.

Para quienes no le conozcan, no sé a qué esperan, el autor  es un pintor, diseñador gráfico e ilustrador que ha colaborado en multitud de publicaciones y proyectos: Washington Post, Herald Tribune, El Mundo, El País, GQ, SM, Edelvives; por citar unos cuantos. De aquí lo que decía antes de la proximidad del arte con la vida, dándose la mano y guiándonos sin que apenas nos demos cuenta.

Miguel Santamarina no es nuevo exponiendo en bares: «Es algo más orgánico, más natural, sin las limitaciones de las galerías, donde hay mucha gente que no se atreve a dar el paso y entrar». Quiere acercar sus obras a todos, porque la gente le da la medida de lo que hace,«Se te acercan y te dicen sus impresiones, lo que les parece: para bien y para mal», porque ahí tiene la razón, pocas cosas peores que el artista elevado e inaccesible al pueblo. Sus influencias del cómic, de Basquiat y todo envuelto con un toque warholiano son evidentes. Unos trazos rectos, abruptos y suaves, con pervivencia del color y la expresividad. Toda esta expo muestra un mundo de experimentación, de prueba y acierto en este caso, de dejarse llevar por las ganas, el arte y la música.

No es la primera vez que La Menuda hace algo así, en sus paredes siempre podemos disfrutar de buenas piezas esperando a que alguien se las lleve a casa. Carlos, su propietario, declara que desde un principio quiso unir el bar, los amigos y la cultura. «Son cosas importantes a lo largo de mi vida y que quiero y aprecio». Escuchándole, uno cree que tiene toda la razón, y piensa también que los bares, los amigos, la cultura y alguna cosa más son el faro de la vida de muchos de nosotros y algo por lo que merece la pena vivir.