Jura de bandera berlanguiana. ¡Viva el Oviedo austrohúngaro!

Álvaro Boro

OPINIÓN

Ayuntamiento de Oviedo
Ayuntamiento de Oviedo EUROPAPRESS

28 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Una de las grandes atracciones en este otoño ovetense parece que va a ser la Jura de Bandera para población civil organizada por el Regimiento Príncipe ‘nº3’ y el Ayuntamiento de Oviedo. Esto, que bien podría parecer una performance de La Noche Blanca o el inicio de una película de Berlanga, es una de las aspiraciones de Canteli, que se ve que no son muy elevadas. «Que en la calle Uría hubiera una Jura de Bandera y un gran desfile militar», parece ser que deseaba el alcalde con mucho ahínco: pues hágase. Así que este sábado, tras una misa en la Catedral, y a la santa hora del vermú, se producirá la jura en la calle Uría. Y por si esto fuera poco, parece ser que nuestro Ayuntamiento está haciendo llegar a los vecinos de las calles por las que transcurrirá el desfile y resto de actos un paquete en el que incluye una bandera de España junto con una carta que anima a su colocación en las ventanas. Que, además, es una cosa feísima, como de ropa tendida; vamos a parecer cualquier pueblo borroka del País Vasco. 

Gabino quiso hacer de Oviedo una ciudad peatonal y señorial; Caunedo apostó por un Oviedo festivo, donde el ocio y la mamandurria brillaron; Wenceslao y el tripartito no se sabe muy bien qué hicieron y lo que hicieron lo hicieron mal y Canteli plantó una banderona en la Escandalera y, como le sabe a poco América en Asturias y Carnaval, discurre un desfile militar. Oviedo y sus alcaldes, estos son bajo los que yo he vivido, no dan más que la medida de los ciudadanos, de todos, y parece que la decadencia, aunque sólo sea estética, es clara. La belleza nos hará llegar a la verdad. 

Escribo esto sin tener ningún problema con la bandera ni con sus representaciones o exhibición; tampoco con España, aunque viendo que cada vez se imponen más las ‘tontologías’ y el cainismo puede que acabe teniéndolo y mucho menos con el Ejército, aunque reconozco que «la música militar nunca me supo levantar».  Y sin ser sospechoso de tenerlo ni parecerlo. Pero es que me parece todo tan cutre, tan carpetovetónico, tan austrohúngaro.

Ya lo dijo mi amigo Mercutio en Twitter que ahora es X: «Es tan ridículo ningunear o despreciar la bandera en los sitios que corresponde como homenajearla. Menuda parida.» Y se lo compro todo. Eso sí, no tengo ningún problema con aquellos que quieran jurar, pero por ello no son ni más ni menos españoles que aquellos que sueltan la soplapollez esa de que uno es un patriota de verdad por pagar impuestos.

Saben, lo peor de todo, es que todo el acto empieza a las doce con la misa y se extiende hasta la una y lo que se alargue. Y a esa hora, cualquier español y asturiano y ovetense y de dónde sea que se tenga por una persona de bien tiene que estar de vermú y en ningún otro lugar.