El ciberacoso, un problema más peligroso que el «bullying»

Elisardo Becoña CATEDRÁTICO DE PSICOLOGÍA DE LA USC

OPINIÓN

María Pedreda

30 ago 2023 . Actualizado a las 09:08 h.

Un problema de las nuevas tecnologías es el ciberbullying, o ciberacoso. Consiste en el acoso de una persona a otra a través de las redes sociales mediante mensajes amenazantes o desagradables, suplantación de identidad, publicación de fotos o vídeos comprometidos, proporcionar datos personales, crear webs con contenidos ofensivos hacia la víctima, envío de virus, suscripción a listas de pornografía, saturación del correo electrónico, etcétera. Todo con el objetivo de hacerle daño a esa persona. Un caso extremo es el de la «paliza feliz», o grabación y difusión en redes sociales de vídeos grabados con el móvil de una agresión o vejación a la víctima. Aquí se combina el bullying directo con el ciberbullying.

El bullying es más fácil de ver y detectar, en el aula, recreo, o pasillos. El ciberbullying es más ambiguo, más interpretable, más silencioso, más difícil de descubrir si la persona afectada no lo dice. El único modo de apreciar lo que está ocurriendo es por signos externos anormales del acosado, y que nos hagan pensar que algo extraño le está ocurriendo.

El ciberbullying ha ido aumentando en paralelo al uso de móviles, internet y redes sociales, tanto en jóvenes como en adultos. Para los jóvenes, las redes sociales son su modo preferente de comunicarse. En ellas se encuentra lo positivo y lo negativo. Y, entre lo negativo está el ciberbullying. En él, el daño es deliberado y repetido en el tiempo. El anonimato del que lo hace le lleva a tener una mayor distancia de la víctima. Puede aplicar cualquier tipo de violencia con completa impunidad. Por ello, es más peligroso que el bullying, sobre todo cuando se mantiene durante mucho tiempo con gran intensidad. Las consecuencias del ciberbullying en los jóvenes que lo sufren son graves. La más extrema es cuando la persona afectada acaba suicidándose.

La detección a veces se complica porque coincide con la preadolescencia o la adolescencia. Con el ciberbullying pueden padecer depresión (malestar, tristeza, bajo estado de ánimo), ansiedad (preocupación, rumiación), baja autoestima, aislamiento social, fracaso escolar, abandono de la escuela, padecer más enfermedades (sobre todo psicosomáticas), alto nivel de estrés, abuso de alcohol y drogas, intentos de suicidio y su consumación, mayores problemas a largo plazo de todo tipo, respecto a los que no han sufrido ciberbullying.

Es relevante detectar estos casos tanto en la escuela como en casa. Una vez detectados, hay que comprender y ayudar al afectado, como tomar medidas hacia el acosador. Nuestra ayuda es esencial. Como para los padres, cuando se enteran de lo que le ocurre a su hijo. Los acosadores tienen que cambiar esa conducta, con los correctivos correspondientes, para que dejen de hacerla. Aunque hay protocolos de actuación para estos casos en la escuela, es importante detectarlos en sus inicios, o evitar que ocurran, mediante la detección, educación y prevención del ciberbullying.