Feijoo, en manos de Puigdemont, o no

Erika Jaráiz Gulías
Erika Jaráiz Gulías EL COLOR DEL CRISTAL

OPINIÓN

David Borrat | EFE

29 ago 2023 . Actualizado a las 11:42 h.

El mismo día en que Esteban González Pons pronunció aquello de que Junts «es un partido cuya tradición y legalidad no están en duda», el horizonte de la legislatura cambió. Todos aquellos políticos y medios que habían divulgado la consigna «Sánchez está en manos de Puigdemont» tuvieron que recoger velas y volver a interpretar el nuevo momento político en que los metía el PP y, más explícitamente, Núñez Feijoo.

Dejamos de hablar de Puigdemont y volvimos a hablar de Junts, dejamos de hablar de su separatismo y volvimos a hablar de su legalidad, dejamos de meter a todos en el mismo saco y ahora tenemos un saquito chiquitito y cerradito, solo con Bildu, la línea roja de Feijoo, pero hemos abierto las puertas del cortijo constitucionalista a todo el resto de fauna política que puebla las Españas.

No crean que todos los que han acompañado a Feijoo hasta aquí están contentos con el giro táctico del expresidente gallego, porque este repentino cambio para echarse en los brazos —ahora sí— de Puigdemont ha desorientado no solo a analistas y élites del partido, sino también a los propios votantes, que no acaban de creerse que el previsible resultado de la votación de investidura merezca semejante quiebra en el camino estratégico de los populares.

Pero lo cierto es que Feijoo se ha echado en manos de Puigdemont porque es su última baza, porque sabe que el PNV está atravesando momentos complicados en Euskadi y no puede permitirse apoyar al PP, y que solo Puigdemont puede darle cualquiera de las dos opciones que le servirían, a su juicio, para gobernar. O el apoyo de investidura, que ni siquiera pretende, o su verdadera opción, conseguir la repetición de las elecciones. Feijoo no aspira a un acuerdo para la investidura, busca un acuerdo para que Junts no vote a Sánchez, con eso le llega, pero sigue siendo un acuerdo, con un precio.

Y si no consigue nada de esto, su salida pasa por decir que Sánchez está dispuesto a pagar a Junts un precio que él no pagó. Esa es su salida, que no es mala para los creyentes populares, pero para eso antes ha tenido que legitimar a Junts y entregárselo a Sánchez legitimado, y esa es la losa de su entrada que no ha gustado entre los populares.

Feijoo ha llegado a la investidura con un Junts separatista y anticonstitucional, y va a salir de ella dejándole a Sánchez un Junts de tradición constitucional y legalidad contrastada. Si es presidente, nada de esto tendrá importancia, pero si no lo es habrá situado al PSOE y a Sánchez en un escenario estratégico absolutamente diferente del que tenía, y al PP en una situación de incertidumbre global y liderazgo difuso.

Todo o nada, Feijoo se la juega en la investidura, dice que «es mejor perder una investidura que perder España», no menciona el problema que se le abre al PP, pero, coincidiendo en el fondo, me parece demasiado riesgo poner todo eso en manos de Puigdemont, perdón, de ese partido de legalidad contrastada.