«Mi esperanza es que hoy (…) se redescubra y se vuelva a cultivar el principio de realidad. La realidad es siempre superior a la idea», el papa Francisco.
La realidad nos presenta simultáneamente tres hechos clave de hoy en día. Powell, presidente de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos -una suerte de banco central-, afirma que seguirá subiendo los tipos de interés del dólar, incluso reconociendo que la economía estadounidense está teniendo un crecimiento sólido. El Banco Central Europeo (BCE) aplicará -sumisamente- su elevación de los tipos de interés del euro en la Unión Europea (UE) aunque la economía alemana haya entrado en recesión. Los cinco países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica) exigen la desdolarización de la economía mundial. Tres realidades íntimamente unidas.
Mantener el dólar hegemónico
Estados Unidos utiliza la hegemonía del dólar para hacer que el mundo mantenga las ganancias de su clase dominante. Esa es la consecuencia de que la Fed haya adoptado una política de elevación continuada de los tipos de interés del dólar; además de la interesada e ilimitada impresión de billetes de dólar. Así se mantienen los beneficios oligárquicos estadounidenses. Todo ello a pesar de que la misma Fed ha reconocido que la economía estadounidense se ha recuperado antes de lo previsto, con un mercado laboral fuerte y un consumo que no ha decaído significativamente.
Pero la apreciación del dólar -de manera sistemática frente a las monedas de los otros países del mundo- supone, para muchos países con problemas de deuda, un empobrecimiento mayor; porque hace que los productos sean más caros para los demás países. Es decir, frena la inflación interna estadounidense -al elevar sus tasas de interés, lo que es una buena noticia para la burguesía monopolista de Estados Unidos- a costa del sufrimiento de los pueblos de los demás países.
El objetivo de la política económica de la Fed es enviar la inflación al extranjero para que el resto del mundo la soporten. Lo que, el año pasado el mismo Powell llamaba el ‘dolor’ que sufrirían familias y empresas [no monopolistas por supuesto, las monopolistas no, ¡dios nos libre!], por la dureza de la política monetaria que la Fed iba a aplicar.
Europa paga, Alemania se para
Europa presenta cada vez mayores índices de desaceleración económica con lo que merodea el fantasma de la recesión, particularmente en la locomotora alemana, es decir, bajo crecimiento y alta inflación, también llamada estanflación. La economía alemana se caracteriza por el peso de su sector industrial (el 27% del PIB en 2021) -en especial, automoción, ingeniería mecánica y eléctrica, química, farmacéutica y agroalimentaria-, y la exportación principalmente de productos industriales. El segundo socio comercial de Alemania es EEUU (248.000 millones de euros en 2022).
Por eso hay que mirar a Estados Unidos para vislumbrar su origen principal, que es la política proteccionista estadounidense aprobada por el gobierno de Biden. Los subsidios públicos consisten en créditos fiscales, pero tales ayudas sólo se destinan a productos que hayan sido manufacturados fundamentalmente en EEUU. Esto ha golpeado duramente la capacidad exportadora alemana hacia su «aliado» al otro lado del Atlántico.
Desdolarizar el planeta
Acabar con el dominio actual del dólar es especialmente relevante para los países del grupo BRICS, que ya han iniciado los pagos en sus transacciones comerciales en sus propias monedas nacionales. «¿Quién decidió que el dólar fuera la moneda dominante tras la desaparición del patrón oro? ¿Por qué no podemos comerciar con nuestras propias monedas?», se ha preguntado en voz alta el presidente brasileño Lula da Silva.
Las altas tasas de interés de la moneda estadounidense han fortalecido la demanda para desafiar el dominio del dólar en el sistema financiero mundial. Para depender menos del dólar, los BRICS tratan de crear, a largo plazo, su propia moneda común, y, a corto plazo, utilizar en sus intercambios comerciales sus propias monedas, algo que ya hacen.
Los países BRICS representan, en paridad de poder adquisitivo, el 31,5% del PIB mundial, superando el 30,4% del G7 (los siete países imperialistas más ricos), sin embargo, sólo tienen el 15% del voto en el Fondo Monetario Internacional (FMI), que Estados Unidos utiliza para mantener el dominio económico sobre infinidad de países en desarrollo. Por lo que los BRICS trabajan por un banco mundial, que incluya la desdolarización, y así impedir que la superpotencia estadounidense utilice su divisa como un arma.
Acabar con la hegemonía del dólar
Es hora de denunciar la hegemonía del dólar y buscar una alternativa. Ya se han dado algunos pequeños pasos. China, India, Arabia Saudita y Brasil han negociado recientemente -o están explorando- el comercio en yuanes, rupias y otras monedas como una alternativa al dólar estadounidense. Mientras otras naciones sufren, Estados Unidos continuará implacablemente por el mismo camino para proteger su economía nacional, independientemente del efecto en otros lugares. Estados Unidos se está curando de la inflación al infectar al resto del mundo con ella.
La mejor manera de frenar la hegemonía desenfrenada es practicar el verdadero multilateralismo. Es precisamente en estos momentos cuando la comunidad internacional debe estar más decidida a cooperar y construir un sistema financiero internacional multilateral, confiable, sistémico y a largo plazo. Eso no puede esperar.
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