El gatito y la bendita afición (Valderas)

OPINIÓN

María Pedreda

27 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Saliendo de Valencia de Don Juan, la «terra mítica de las piscinas», en la primera recta y a la izquierda hacia Valderas, en un secarral de un ocre inhóspito y polvoriento por el sol tórrido, hubo el siguiente cartel: «Aquí EL PALOMAR, residencial golf. Apartamientos y viviendas, 1, 2 y 3 habitaciones. Dúplex y chalets». Tal iniciativa fue presentada un día de verano en el gijonés Club de Golf de Castiello, con asistencia de los promotores gijoneses y las autoridades de la Coyanza leonesa. Lo asturiano de la iniciativa, fracasada naturalmente, quedó acreditado con la  construcción estrafalaria de un hórreo a un centenar de metros del cartel. ¡Y dicen, jolín, que en Asturias se da el mayor número de superdotados en España…!

Kilómetros antes de llegar a Valderas, se ve, a la derecha, un pueblo llamado Carbajal de Fuentes y la carretera atraviesa otro pueblo llamado Fuentes de Carbajal. Tal disparidad me hizo pensar en los combates entre pueblos próximos, como si uno fuere de las peñas del Real Oviedo y el otro de las del Sporting. No es casualidad que el presidente de las Peñas del Sporting se apellide Guerrero, que me fue presentado por mi amigo Pepín, escritor y antes de visillos y persianas, que hoy no es alcalde de Gijón por falta de financiación de su proyecto político.

Llegué a Valderas, pueblo del Sur leonés, ejemplo de la España vacía durante el invierno y de la llena en verano; Valle de las Heras o Valderas según don Cesidio Blanco, autor de Valderas, una Reina en la Frontera. Sé que Paris es el lugar más escrito del mundo y no sé si Valderas es el menos. Y apoyado en la estatua del Obispo Panduro, enfrente de El Moderno, Toribio, maestroescuela, hijo de Celerina, así llamada por nerviosa, que allí me esperaba, me habló de los tres signos o esencias de lo local: «El gatito», «el bacalao» y la llamada «Bendita afición»

Lo de «El gatito» siempre me interesó mucho, pues en Valderas hay muchos gatos y gatitos del «miau, miau», animales que fueron sagrados en tiempos de los faraones y también de los egipcios posteriores, los mamelucos y fatimíes. Me explicó Toribio que el restaurante «El gatito» es de disyuntivas, de «bacalao o consejo», de primero,  y luego, «de flan o piña en almíbar». Siempre me surgió una duda: pues llamándose «El gatito» y ofrecer conejo, de carnes tan parecidas las del gato y las del conejo, puede ser de confusión para los forasteros, pues los nativos lo saben bien: el conejo es conejo. Acabo de leer que, según la OMS, en Polonia murieron, no hace mucho, 60 gatos por gripe aviar.  

Creo que fue Zoilo, el de El Canario, el que me explicó que el primer bacalao llegado a Valderas, vino de Portugal, traído por arrieros maragatos. Es de pecado de gula: cazuelas inmensas de bacalao, ahogado en aceite y polvos de pimientos colorados, y para mucho «pringue» con pan de hogaza o panecillo. Raro este pescado, el bacalao, que, con espinas, se come más en el interior de España que junto al mar, a excepción de los vascos, que, como es sabido, son muy especiales. Toribio me invita a comer el bacalao en «La maravillosa», pues «Casa Pepa», «El Canario» y «El rebeco», están a rebosar y todos con pinturas cinegéticas en las paredes (pájaros y otras aves no de corral), de pintores aficionados. 

A mi amigo Toribio le pido que por momentos guarde silencio, pues he de leer en el Diario de León, del sábado 12 de agosto de 2023, previa concentración, un artículo firmando por «un jurista» a secas, o sea, sin las humedades de Abogado del Estado o de Registrador de la Propiedad; artículo que titula, como si fuera de tauromaquia, «Sufrimiento, felicidad y barbarie». A las pocas líneas dejo de leer, impresionado por el siguiente párrafo: «Si usted es una persona, que sólo vive para si misma, para todo lo que halaga el propio yo, cautivado por la acedía, la molicie y la tibieza, mejor no siga leyendo esto». ¡Qué tío! aunque la bobada de más autoridad la leí en un periódico de Negocios, de color salmón: «Hay pocas cosas más ricas que un pintxo», que fue dicho por uno de una Consultoría. 

Y cuando Toribio me iba a explicar lo de «Bendita afición», asunto por taurino, muy importante en Valderas, en especial llegando de la taurófila Gijón, le pido que lo deje para después, después de comprar los “ronchitos” dulces en el comercio de Mayte, la cual, hace años, me vendió al módico precio de 39 euros un reloj azul de la marca «Marea». Comiendo los dulces «ronchitos» junto al estanco de la esposa de Dionisio Miñambres, Toribio pondera la afición taurina de los de la localidad, que califican a su Asociación  taurófila de «Bendita», organizando espectáculos en las fiestas del Socorro. 

Vuelvo a la estatua del Obispo Panduro, lamentando que se apellidase así, Pan/duro en una Villa como la de Valderas, ya en puertas a la Tierra de Campos, y con una panadería de panes blandos y exquisitos en forma de hogazas y panecillos, quemados en hornos que antes combustionaban a base de pajas y manojos de vides. Eso me lo recordó doña Sara Estébanez, la madre de la actual panadera, a su vez madre del popular taurófilo, grande de Valderas, llamado «Cachobo», y al que cobardemente, hace años, unos desaprensivos mataron sus perros. Cachobo es mucho más que muletilla.   

Siempre intuí que lo taurino tiene mucho que ver con lo sagrado, quedando comprobado con lo de Valderas y con lo de la Misa en el ruedo de El Bibio, según lo anunciado, a cargo de un claretiano, anunciándose la presencia de clero, con clergyman, negrazo de cuervo, en el palco del redondel taurino de Gijón, algo antes no bien visto. 

Toribio me enseñó un cartel de la «Bendita Afición» de Valderas en el que, viéndose la cornuda cabeza taurina, leí: «No pedimos que os guste, sólo respeto!!! También se anuncia para el septiembre próximo un “Desenjaule de Toro de Cajón y Vaca». Y lo de los tres signos de interjecciones al final, es todo un poema, un poema de amor. 

Muy ligado con lo de los toros es lo de la caza. Los  dueños de «El Rebeco», también sus perros, saben mucho de esto, de lo anterior y hasta de lo contrario. Ya nos encontramos, me repite Toribio, hijo de Celerina, en tiempos de media veda, para susto de perdices y de codornices, cada vez más escasas, pues este año, por la «seca», no hay hierba ni para perdices ni para codornices. La Política es arte como el de los cazadores, me dice Toribio; “marear la perdiz”, que eso es lo que hacen. Y pensé en barbilampiños y en sus contrarios, y en unas cuantas perdices mareadas, que vi en foto de la Feria gijonesa de Muestras, con las manos apoyadas en las braguetas. Ya lo dijo el artista Rodrigo Cuevas: «El nudismo no se reduce a estar en pelotas»

Al parecer, el actual alcalde de Valderas, me dijo Toribio, antes viajante en paro, del PP y con el apoyo de Vox, quiere ponerse un sueldo. Muy normal me parece, dije yo; es que todos son iguales, también los socialistas. Fíjate Toribio, añadí, lo que éstos últimos hicieron con la Caja de Ahorros De Asturias. Tú, Toribio, que estudiaste en La Normal ¿a qué lo entiendes? La alcaldesa de Gijón, de grandes ojazos, cual cordobesa de Romero de Torres, siempre de colores vivos y alegres, ¡alegría de la huerta!, le gusta lo rojo y gualdo y lo de España Cañí. Es del torerismo, junto a otras damas rezadoras, y yo, por el contrario, soy del tancredismo.   

Y esta tarde y noche mucha gente y mucha Fiesta, en el llamado «Carnaval de Verano», en Valderas. Es curioso, muchos nativos de aquí, del «progreso» allí, canturrean pasodobles toreros y el «Soy minero», de Antonio Molina. Por tanto ruido y gentío, busqué paz y marché a San Miguel del Valle, no encontrándola, pues había colas de cientos de gentes muchas para comer «perritos calientes», ofrecidos por la Asociación Cultural «La Laguna», de San Miguel del Valle, ya en la Provincia de Zamora. 

Continuará.