Hace menos de dos meses que una ley prohibió las llamadas comerciales no deseadas por el usuario. Pero la norma no ha disuadido a las empresas especializadas en embaucar al ciudadano a la hora de intentar seguir facturando a su costa mientras el importe de la multa, si la hay, no supere al del beneficio. El abanico de los enredos sigue siendo diverso. En un mismo día te pueden llamar del supuesto servicio técnico de tu compañía telefónica para interesarse por el buen funcionamiento de tu red, de cualquier otra operadora con una oferta difícil de rechazar o de un hipotético colectivo dedicado a ayudar a enfermos con el cual, según dan a entender con cierto tono de soberbia, solo un desalmado podría negarse a colaborar.
Para vacunarse contra esta tormenta de reclamos que solo buscan una cuenta corriente a la que agarrarse es interesante ver la docuserie de HBO Max Telemarketers, que cuenta la sórdida e increíble historia de dos extrabajadores de una prolífica centralita de Nueva Jersey presentada como el modelo pionero en esta política agresiva que se ha propagado desde Estados Unidos al mundo. La producción presenta un compendio de personajes excéntricos, marginales y mal pagados en un entorno que, bajo la apariencia de una obra benéfica, favorece una estafa a gran escala y a cualquier precio.
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