Ciertos manipuladores de la actualidad política sacan a colación a determinados protagonistas, hasta ahora olvidados, con la única intención de minar al oponente. Tras las elecciones, se ha dado por resucitar a Puigdemont y por añadidura se cuestiona una vez más la financiación autonómica, todo porque los votos del grupo catalán son decisivos para que Sánchez obtenga la mayoría necesaria. Y empieza el fuego cruzado. Desde Cataluña exigirán otros módulos para la aportación de fondos estatales y repetirán aquello de «España nos roba». En comunidades ricas, como Madrid, mas que ofrecer fórmulas solidarias con otros territorios, optan por bajar impuestos de forma poco equitativa. Parece evidente que se ha de abordar la financiación autonómica, pero muy difícil será si cada cual solo persigue su propio beneficio y se deja de lado la redistribución de la riqueza, sea ésta mucha o poca.
Asturias estaría en el medio del tablero, no somos de los más ricos y tampoco estamos en la cola. Lógicamente el gobierno regional intentará mejorar sus números, con argumentos bien conocidos, pero es claro que otras comunidades harán lo mismo. Lo que no estaría mal sería empezar por cuidar nuestro propio tejado.
Contamos con 78 municipios, y aquí los hay también ricos y otros apenas cuentan con un mínimo de recursos. La mayoría de nuestros municipios son pequeños, con escasa población, cuyos ayuntamientos dependen para funcionar mínimamente, de los fondos estatales y autonómicos. Sus recursos propios no alcanzan ni para la luz. Unos pocos ayuntamientos, los situados en el centro, son los ricos, y entre ellos destaquemos a Siero.
Siero cuenta con una población en continuo aumento, su situación es privilegiada y los ingresos que se repercuten en las arcas municipales le permiten respirar siempre con holgura. Solo un par de datos. El ayuntamiento de Siero ingresa por IBI 12 Millones y por licencias de construcción 3 Millones. Si juntásemos otros 70 concejos asturianos no llegarían a esas cifras.
Su alcalde ha anunciado a bombo y platillo, al más puro y radical estilo de la derecha y emulando a los gobiernos autonómicos recién constituidos, que baja la plusvalía de los impuestos por herencia. El argumento que exhibe la derecha ultraconservadora, y por añadidura el alcalde de Siero, es tan peregrino y alejado de la verdad que no se sostiene. Se dice eso de «si ya han pagado los padres por la propiedad, no deben pagar otra vez los hijos». Por la misma razón se debe eliminar el IBI pues ya se pagaron los impuestos al hacer la compra del inmueble, y un automóvil también paga sus impuestos en el momento de adquirirlo y no por ello lo eximen de tributar anualmente.
Un municipio rico puede permitirse ciertas licencias impositivas, pero no se explica esa machacona insistencia con las herencias y sucesiones cuando es evidente que tal impuesto solo afecta a una parte muy pequeña de la población, que son precisamente los que heredan considerables patrimonios.
El alcalde de Siero, y otros de su misma opinión, deberían de verse gestionando ayuntamientos de esos de la clase baja, y enfrentarse con ridículos presupuestos. Se recomienda la lectura de Pluto de Aristófanes.
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