
En un artículo aparecido en este periódico el pasado día 27 de julio, su autor, el señor Pelayo Melón, se mostraba totalmente contrario a la pesca sin muerte de salmónidos basándose en supuestos estudios científicos que demostrarían lo perjudicial que es a corto y medio plazo la pesca sin muerte. Y partía el señor Pelayo de la evidencia de que lo que es mentira, es mentira por muchas veces que repitamos que es verdad.
Aludía el señor Melón al supuesto estrés que pueden sufrir los peces que son pescados repetidamente, a las posibles infecciones y enfermedades que sufren tras la captura, y a insospechadas mortandades de peces liberados una y otra vez.
Sin embargo, ante los supuestos trabajos científicos y opiniones autorizadas mencionados por el señor Pelayo, existen muchísimos más trabajos científicos que demuestran que la pesca sin muerte es mucho menos dañina de lo que él y algunos otros, quizá interesadamente, pretenden. Estos trabajos están publicados y a día de hoy tal vez ya pasen del centenar. Todos vienen a decir lo mismo: la pesca con devolución manipulando correctamente a los peces y usando anzuelos sin muerte, tiene una mortalidad ridícula si la comparamos con la pesca con muerte, que es dañina por sí misma si sumamos a los peces muertos los devueltos al agua por ser demasiado pequeños y haber tragado un cebo natural ensartado en un anzuelo grande, o haberse metido en la boca los tres anzuelos de una potera de cucharilla. ¡Ésos sí que tienen pocas posibilidades de sobrevivir! Incluso el uso de anzuelos con arponcillo en la pesca con devolución -prohibido hoy en casi todas las reglamentaciones y poco usado entre los pescadores sin muerte- tiene una incidencia muchísimo menor cuando se pesca con mosca- por ejemplo- que cuando se hace con otros cebos o señuelos.
Me han llamado particularmente la atención esas supuestas muertes y esas supuestas enfermedades contraídas por los peces soltados una y otra vez, y desearía proponerle al lector una reflexión sobre este asunto.
La inmensa mayoría de los experimentos sobre la mortandad de la pesca con devolución se hicieron en condiciones casi «in vitro»: en piscinas y recintos cerrados; nunca en el medio ambiente natural de los peces. Pero a día de hoy muchos miles de pescadores deportivos que llevan muchos años practicando la pesca sin muerte también hicieron su propios «experimentos», y siguen haciéndolos cada vez que ponen los pies en el agua. El «experimento» de los pescadores es su propia observación y son sus propias experiencias. Ni siquiera en los tramos de pesca sin muerte más solicitados y pescados se encuentran peces enfermos o muertos supuestamente a causa de la pesca con devolución. Algunos sí que muestran pequeñas lesiones, pero a la inmensa mayoría de ellos se les ve totalmente saludables. Si fueran ciertos los argumentos en los que se escuda el señor Melón, la pesca sin muerte habría sido prohibida hace tiempo, pero eso no solo no ha sucedido, sino que cada día hay más tramos de pesca sin muerte; cada día se pesca más sin muerte, y en todos los lugares donde se devuelven los peces vivos al agua hay más peces… ¡y crecen más! Esto es lógico, porque en la sartén los peces no pueden crecer, ni mucho menos frezar de nuevo.
En los años 90 del pasado siglo, la Xunta de Galicia efectuaba muestreos con pesca eléctrica en algunos cotos -aún no había cotos ni tramos sin muerte- una vez terminada la temporada de pesca, y en muchos de ellos habían desaparecido todos los peces de talla legal. Incluso durante la temporada era difícil pescar muchas truchas «de medida», y ésa es seguramente una de las «bondades» de la pesca con muerte para el señor Melón y otros partidarios del captura-y-fríe.
En resumen, en la pesca con muerte muere el 100% de los peces que van a parar a la cesta más un buen porcentaje de los devueltos al agua con heridas muchísimo más serias que las producidas por una mosca pequeña si son pescados con cebos o señuelos grandes. En la pesca sin muerte, los pescadores no tenemos evidencias de que los peces liberados mueran o enfermen tras la captura. Es más: no es raro que el mismo pescador pesque el mismo pez más de una vez en una temporada si frecuenta los mismos lugares. ¡Incluso me consta que un pescador capturó al mismo pez un año después de la primera vez!: lo supo porque lo habia fotografiado.
Para cerrar mi alegato en defensa de la pesca sin muerte, citaré la frase con la que el señor Melón cierra su artículo, atribuida D. Senén Paz: «Sólo la pesca es pesca». ¿Qué quiere decir? ¿Que sólo la pesca con muerte es pesca? Debería de haberlo expresado así, para evitar equívocos; porque hay muchas formas de pescar y a día de hoy no nos va a quedar más remedio que practicar una pesca conservacionista, sin muerte, si queremos seguir teniendo peces en los ríos; porque -sobre todo en el caso del salmón atlántico ibérico- ya estamos pescando a unos auténticos supervivientes, aquellos peces que van sobreviviendo al cambio climático, a las sequías, a las contaminaciones y a mil perrerías mayormente humanas.
¿De verdad no nos conmueve el actual estado de nuestros ríos y el de sus poblaciones de peces? Pongamos algo de nuestra parte: devolvamos al agua vivos a unos peces que nos han proporcionado tan buenos momentos. Por nosotros… y por ellos.
*José Ramón Rodríguez es secretario de AEMS-Ríos con Vida de Galicia
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