Sumar, de la remontada y la ilusión, a la pérdida de votos y frustración

OPINIÓN

Yolanda Díaz vota en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas en Madrid
Yolanda Díaz vota en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Minas en Madrid Sergio Pérez | EFE

02 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Hemos superado ya la cita electoral del 23J. Quizás los miles de personas, guiándonos por las encuestas previas, vivimos con mucha preocupación la posibilidad de tener un nuevo gobierno de extrema derecha. Tras el recuento de votos, esa misma noche, nos hemos sentido un poco más aliviadas al conocer que la suma de PP y VOX no dan para formar el temido gobierno que tanto miedo nos daba a una parte importante de la ciudadanía, que veíamos caer encima un retroceso muy duro en nuestros derechos y libertades de todo tipo. Porque no tuvieron ningún empacho en repetirlo continuamente, antes y durante la campaña en la que solo hablaban de derogaciones. Jamás habíamos visto una campaña tan agresiva, ni con tanta mentira y prepotencia, sintiéndose ya ganadores por una amplísima mayoría.

Analizando el nuevo contexto político en el que estamos tras la última cita electoral, es cierto que se ha conseguido parar el golpe inicial en el límite del tiempo, pero nos queda un largo recorrido aun, como saber si se va a poder constituir un nuevo gobierno progresista o, si habrá que volver a repetir elecciones antes de final de año por la posibilidad de ingobernabilidad, lo cual sería el peor de los escenarios posibles, que, aunque no es deseable, tampoco es descartable ni mucho menos. Si eso se produce, habría que saber si la izquierda que iba a sumar, va a seguir dividiendo, dispersando y cometiendo errores groseros de autoliquidarse en sí misma.

Creo que analizar las situaciones que se producen en el seno de la izquierda y exigir responsabilidades, es un deber colectivo para evitar sustos y obligar a quienes encabezan proyectos y coaliciones al margen de la ciudadanía y de su militancia se abstengan de hacer experimentos continuistas de la vieja política y que sin duda, en esta ocasión, ha vuelto a ocurrir.

Como dice el viejo refrán, nada es verdad ni mentira, sino del color del cristal con que se mira, y aquí cada cual lo puede ver con el color que quiera. Pero que no pretendan hacernos ver al resto, lo que ellos quieren que veamos, cuando el color es bastante oscuro.

SUMAR, la gran esperanza de la izquierda a la izquierda del PSOE, se pegó el gran hostiazo en estas elecciones, aunque cada cual prefiera verlo con el color que más le guste, cuando era la coalición que venía para revolucionar a toda la izquierda, con una líder carismática, como Yolanda Diaz, muy valorada en las encuestas y no cuestionada por nadie para llevar a SUMAR a lo más alto, con 16 partidos en la coalición, pero con unos resultados desastrosos, que no consiguieron ni ser la tercera fuerza política, ni superar el número de diputados del espacio de Unidas Podemos en 2019, pese a estar dos años demonizando, excluyendo y marginando a dirigentes de ese partido, casi tanto como lo hicieron las cloacas mediáticas y todos los poderes del Estado.

El excluir marginar e imponer decisiones y nombres a calzador, sin primarias ni consenso previo, no dio el resultado esperado a la coalición SUMAR, pese a estar integrada por esos 16 partidos de la denominada izquierda real más representativa.

La huida hacia adelante y el no querer reconocer unos malos resultados, con un argumento tan simple de que se producen en un contexto político distinto, donde el objetivo era parar a la extrema derecha, y que era también la primera vez que se presentaban a unas generales, parece muy poco serio y menos aún creíble, sabiendo que buena parte de la gente que iba en sus listas, tiene una larga trayectoria en política de militancias anteriores, con cambios de partido según conveniencias personales de cada momento político. Y cuando se decía por activa y por pasiva que SUMAR venia para quedarse y mejorar las expectativas anteriores con un SUMAR más fuerte para superar los avances conseguidos en la legislatura anterior, que sin duda los hubo, pero que estos avances fueron dentro del espacio de UNIDAS PODEMOS, con el trabajo institucional y la presión popular empujando en la calle, por mucho que esto se intente obviar. Fueron logros colectivos y nunca personales, sin todo ello, esos avances, aunque insuficientes, no hubieran sido posibles.

Desde mi modesta opinión y soy consciente que no será compartida por algunas y algunos compañeros y compañeras, que estos años hemos trabajado por consolidar un proyecto de la izquierda que representara a una buena parte del electorado, debo decir que los objetivos de SUMAR en estas elecciones, no se han cumplido ni de cerca y hacer un análisis autocrítico, no debe suponer colocar a las personas que lo hacen en el árbol del ahorcado, algo muy común a lo largo de la historia en la izda.

Hay mucha gente a la que nos resulta muy difícil de entender, y más aun de explicar, las razones del porqué no se quiso consolidar ese espacio político en el cual jamás se habían logrado tantos avances, llegando a conseguir logros históricos, como acabar con las mayorías absolutas y con el bipartidismo en nuestro país, además de otros avances en derechos sociales y económicos para la ciudadanía, ya conocidos, que resultaría muy largo enumerar. A mi modo de entender, es bien sencillo. Aquí prevalecieron los intereses de promoción política y personal de algunas personas en particular, sobre los proyectos, y regresamos a las políticas del pasado que tanto daño nos hicieron siempre a la izquierda. De ahí los nefastos resultados que obtuvo SUMAR, más preocupados por derogar a PODEMOS, que Feijóo al Sanchismo, y ahora toca asumir las consecuencias para poder abordar un futuro incierto, incluso habiendo evitado que gobierne el PP con VOX. Aunque esto se consiga (y crucemos los dedos para que no haya una repetición electoral), no olvidemos que en el senado la mayoría absoluta la tiene el PP.

No analizar, ni querer debatir las razones de la pérdida de 700.000 votos en el espacio de la izquierda es de una torpeza brutal. Ello no ayuda en nada a prepararnos para un futuro que aun seguimos viendo con preocupación. Resulta que el PSOE en base a todas las encuestas iba a ser el gran derrotado y fue el partido más votado en Cataluña, superando la suma de todo el independentismo juntos. Pero no solo eso; subió un millón de votos y un diputado más, tras el recuento del voto exterior, con respecto a las elecciones de 2019. Es evidente que no ganó las elecciones, pero también lo es que la intensa campaña llevada a cabo con la decisiva y contundente aparición de Zapatero, que sí tuvo la inteligencia de aparecer en un acto público con la Ministra de Igualdad Irene Montero, e hizo posible el vuelco final, arrastrando votos de SUMAR hacia el PSOE.

En mi opinión desde SUMAR, se hizo una campaña tremendamente timorata, más pendiente de desmarcarse de PODEMOS, que de hacer una campaña contundente para ganarse el espacio pretendido a la izquierda del PSOE. Basta ver el último debate a tres en el que se cuidó muchísimo, tanto por parte de Sánchez, como de Yolanda de hablar de los logros conseguidos por el Gobierno de coalición, sin mencionar que ese Gobierno estaba formado por PSOE y UNIDAS PODEMOS, del que Yolanda Diaz llego a formar parte y ser vicepresidenta por esa coalición, la de los logros y los avances sociales. Ese debate propicio que una buena parte de los votos de SUMAR volaran en la otra dirección, porque visto desde la ciudadanía, no se percibió bien quien era quien, y de ahí que se escuchara tanto lo ya tan manido del voto útil y lo de elegir entre copia y original.

Lo ocurrido a lo largo de este tiempo, no debería volver a repetirse. Hay un espacio real de la izquierda que no se puede conquistar a través del buenismo desacerbado, ni pretendiendo dejar cadáveres políticos a costa de resucitar a otros de la viaja política, de esos que entran y nunca saben salir de ella. La solución de la izquierda llamada a resolver los problemas de la gente no pasa solamente por conseguir otros cuatro años la vicepresidencia del gobierno. Pasa por tener un proyecto y modelo de País plurinacional que aborde los problemas reales que tiene el conjunto de la sociedad, donde la diferencia entre clases es descomunal y no lanzar proclamas al viento ni ladridos a la Luna. Se necesita una sociedad y una clase trabajadora que se identifique con nuevas formas de hacer política y no castigue a la izquierda votando a la extrema derecha a pesar de que esta diga que va a recortarlo todo.

No podemos volver a un pasado de la historia nefasto, pero si nos empeñamos en abordar el futuro justificando los fracasos como éxitos rotundos, seguro que lo conseguimos, porque ya son demasiadas patadas a la piedra. ¡Ojo que no tengamos que entrar en un nuevo proceso electoral porque el hostiazo, pude ser definitivo!