Sí, tiene pinta de que Pedro Sánchez no se va a abstener para facilitar la derogación del sanchismo. Es más, pareciera que en este instante él y su ministra Montero estuvieran escuchando tan surrealista invitación de boca de Alberto Núñez Feijoo, de ahí la reacción del uno, batiendo palmas con una sonrisa que no se le veía desde que se enteró de que como presidente del Gobierno tenía a su disposición un Falcon, y la reacción de la otra, tan en trance que esto parece, en efecto, la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, pero de Benicasim. Se entiende que por imágenes así al hecho de votar le llamen la fiesta de la democracia. Cuando todo bicho viviente estaba escribiendo el epílogo de la vida política de Pedro, él va y añade otro capítulo a su Manual de resistencia. A cómo va a salir cada página, eso se verá más pronto que tarde. Ahora, el hecho relevante es este: que olía tanto a muerto que nadie quiso ver que Sánchez estaba de parranda.
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