Que le pase factura

OPINIÓN

Una mujer pasa por delante de carteles electorales de los distintos candidatos a Presidente de Gobierno para las elecciones generales del próximo domingo.
Una mujer pasa por delante de carteles electorales de los distintos candidatos a Presidente de Gobierno para las elecciones generales del próximo domingo. LUIS TEJIDO | EFE

07 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Para quienes vivimos intensamente la política (y nos da igual que sea verano o invierno) volveremos desde hoy a las calles a pedir el voto para el partido en el que militamos. Lo único que parece que aguanta el paso del tiempo (igual es por puro «romanticismo») es la pegada de carteles en los paneles habilitados a los partidos en las calles y plazas de nuestro país. Todo lo demás en esta 'segunda vuelta de las elecciones del 28 de mayo' tendrá otro sentido. Los mítines y actos multitudinarios que eran imprescindibles hasta hace nada ahora se han cambiado por eventos más reducidos de público. No sé si es debido a que julio es un mes tradicional de vacaciones para mucha gente (se ha confirmado el incremento de solicitudes de voto por correo) o si es por la comodidad y la rentabilidad que supone recorrer diferentes programas de televisión y radio de cara a convencer a la ciudadanía. La batalla y la búsqueda del voto tiene toda la pinta que se centrará más en redes sociales y en lonas (que cubren obras en edificios) que en el reparto de propaganda a pie de calle donde se explicaba antiguamente el 'tocho', como diría Ramón Tamames, del programa electoral. No tiene pinta que ni la crispación ni la confrontación se vayan a rebajar estos quince días, y no solo por parte de los partidos, sino incluso por otros actores que meten aún más miedo, y como ejemplo está Desokupa, que sin comerlo ni beberlo han conseguido colarse en la agenda mediática a través de sus actuaciones extrajudiciales (es lamentable ver a estos porteros de discoteca lucrándose gracias a casos muy infrecuentes en nuestro país pero que por la vía de manipulación informativa provoca gran alarma social, y más cuando perfiles como el del Alcalde de Oviedo/Uviéu los difunden sin ningún fundamento) gracias a una publicidad instalada en Madrid totalmente denigrante y sucia (ojalá les pase factura y provoque en la ciudadanía el efecto contrario al que persiguen).

Aunque muchos nos llenemos la boca con que queremos conocer las propuestas e ideas y ver cómo confrontan las y los diferentes cabezas de lista, lo que vende en esta época de la sobreinformación es el titular del periódico, el tweet de 280 caracteres y el mensaje corto y directo al estilo de «hay que terminar con el sanchismo» o «que viene el lobo» (en referencia a la ultraderecha). Lo cierto es que ni estando en la era de la sociedad de la información le interesa lo más mínimo a nadie comparar proyectos ni verificar las noticias. Solo así se explica que los bulos y las medias verdades campen a sus anchas sin que sea posible rebatirlas y eliminarlas del debate público. Es una irresponsabilidad y una falta de rigor y de decencia que un dirigente político como Santiago Abascal se atreva a acusar a un magrebí de un asesinato (que cometió un ciudadano español), pero todavía me parece peor que lejos de rectificar se haya excusado con que leyó una información incorrecta. Si esas conductas no le pasan factura a quienes lo hacen, estaremos denigrando cada vez más nuestra democracia porque estas personas se verán acreditadas a seguir en las mismas.

El CIS ha dado como vencedor al PP (y por el voto útil quedaría significativamente debilitado Vox), pero el resultado que obtendrían las derechas españolas juntas no superarían al bloque que ha apoyado al actual gobierno de coalición de izquierdas. Espero que si el resultado es ese, Feijóo no siga con la cantinela de dejar gobernar a la lista más votada. En la encuesta lo más interesante es ese 12% de indecisos que tiene el PSOE sin asegurar, porque si participan pueden dar un vuelco a los sondeos y ser incluso más determinantes que la fuerza de Yolanda Díaz, que como dato positivo parece que su formación ocupará el tercer puesto en el parlamento español. Por mucho que ella haya querido dirigirse al público joven con esa herencia universal de 20.000 euros (no la veo una propuesta seria sin concretar a qué niveles de renta está dirigida o cómo se pretende financiar), el sector de población entre los 18 y los 25 sigue dominándolo Vox gracias a Tik Tok. Bien es cierto que no hay nada ganado ni perdido, así que ni el bloque de la izquierda ni el de la derecha se deberían dormir en los laureles ni confiarse. Cabe preguntarse si tras la constitución de los ayuntamientos y de los parlamentos autonómicos los pactos que el PP ha establecido con Vox condicionarán el resultado del 23 de julio. Yo espero que le pase facture a Feijóo y entienda que un partido democrático no puede pactar (como bien dijo María Guardiola antes de que la llamaran al orden) con quienes niegan el cambio climático, la violencia machista, el uso de otras lenguas diferentes al castellano y que, en definitiva, anhelan destruir todos los avances conquistados en la democracia y retrotraernos a la gris, triste y oscura época franquista.