Quienes hemos nacido en las comarcas mineras conocemos bien los tesoros que alberga esta tierra. Algunos, como el carbón, hubo que ir a buscarlos bien adentro, a cientos de metros de profundidad. Las minas nos dieron de comer, crearon los cimientos de la industria del siglo XX, moldearon nuestro carácter, nos otorgaron identidad. Y dejaron señas reconocibles en el paisaje.
Aparte de otros atractivos turísticos importantes que comparten con el resto de la comunidad, como la naturaleza y la gastronomía, el legado minero e industrial representa un valor genuino y específico de estas comarcas, que conviene cuidar y atender. No deja de ser una fortuna tener lo mismo que el resto de Asturias, y algo más. Algo propio. Algo único.
Lo hemos analizado en los últimos años en distintos documentos y jornadas (la última precisamente en la Casa de la Buelga, en Ciaño), de los que podemos extraer conclusiones aprovechables y, por qué no, esperanzadoras. Por ejemplo, que un patrimonio recuperado e integrado de manera armónica mejora el entorno ambiental y urbano, la calidad de vida de las personas, la autoestima, la identidad colectiva. Que supone además la generación de un nuevo activo cultural, turístico, museístico, de ocio, de uso público.
Una parte importante de esos entornos, debidamente acondicionados, podrían seguir albergando nuevas actividades productivas, industriales o terciarias, mientras que los equipamientos y los espacios residenciales, con las mejoras o adaptaciones necesarias (accesibilidad, comodidad, ahorro energético) seguirían cumpliendo funciones de alojamiento y de servicios. Algunos de ellos, por su localización estratégica, podrían jugar asimismo un importante papel en la regeneración del tejido urbano y como áreas de nueva centralidad.
Y no menos relevante: el proceso de recuperación del patrimonio sería durante años una fuente muy importante de creación de empleo, lo que facilitaría la formación e inserción laboral de muchas personas trabajadoras en la transición hacia el nuevo modelo económico que requiere Asturias y por el que estamos apostando.
Entre las propuestas y medidas concretas que hemos planteado desde el sindicato podríamos resaltar la mejora de las infraestructuras (también digitales) y los equipamientos turísticos; el mantenimiento de senderos e itinerarios y la creación de otros nuevos; la diversificación de la oferta turística, con el agroturismo, el turismo experiencial y el acoturismo; la promoción y difusión de actividades deportivas en general y la apertura de anillos ciclistas en particular; la necesidad de reforzar la cooperación y gestión empresarial para avanzar en la desestacionalización; la puesta al día de las infraestructuras y rutas del Camino de Santiago; o la formación de guías turísticos específicos.
Son aportaciones que reflejan el compromiso e implicación del sindicato con el futuro de las comarcas mineras y en la apuesta por aprovechar la potencialidad del legado minero e industrial en la oferta turística, teniendo también en cuenta los obstáculos que se deben superar. Desde Comisiones Obreras de Asturias seguiremos, como siempre hemos hecho, dispuestos a colaborar, aportando nuestras propuestas, desde la responsabilidad. Las comarcas mineras lo merecen.
Tenemos que aprovechar las oportunidades. Porque Asturias cuenta con un enorme potencial y mucho futuro en un modelo de turismo que no va a depender tanto como hasta ahora del «sol y playa». Se está viendo en los últimos años, en los que nuestra comunidad ha batido récord de visitantes, un proceso que se verá acelerado con la llegada del AVE. Un turismo, «otro» turismo, que busca un paisaje bien conservado y tranquilidad, que huye del calor extremo y de la masificación. Un turismo que aprecia el arte y la cultura. Y Asturias tiene algo muy singular que ofrecer y que está en las comarcas mineras: nuestro legado minero e industrial, un paraíso patrimonial.
José Manuel Zapico, secretario general de CCOO de Asturias