Soy español, y a mucha honra. Trabajo cada día por mi país de forma sencilla; pero efectiva. Es un trabajo a pie de calle; en tu propia casa, entre tus próximos ya dando la mano, ya ofreciendo mi apoyo al que me lo pide.
Es, creo, la forma real y elocuente de hacer país, de trabajar por mi patria. Insisto, por mi patria porque hasta este concepto y realidad me quieren usurpar. Se creen, algunos, que es suya, que es de su propiedad, que la tienen en herencia a perpetuidad. No y mil veces, No.
La patria es de los que ofrecen cada día codo con codo el esfuerzo de la generosidad, la entre del servicio, la mirada limpia, la sonrisa abierta, la mano extendida y, la escucha.
Escuchar al otro, y no llenarle de ruidos, de falsas promesas, de verdades a medias, de mentiras enteras, de. Eso, no es construir patria, eso es poner piedras en las ruedas.
Las ruedas del alma, del amor, de la paciencia. Virtudes ausentes del español de hoy, víctima del constante atropello de la falsa información, de la venta de bulos, de comprarles la conciencia.
Hacer patria, insisto es tarea de todos. Cada uno desde su azotea. En ese lugar que los vientos son fuertes, los cielos inmensos y se comprende la realidad de cada pueblo, la vida por dentro de la más remota y abandonada aldea.
Ya estos días nuestros buzones reciben la visita de las urnas con generosas ofertas: «miembro de mesa» (la suerte de unos pocos de dar fe de legalidad y «pulcritud» del proceso del 23 de julio en su correspondiente mesa, y el aviso «recordatorio» del lugar donde «debes» ejercer tu responsabilidad de ser español con tu papeleta personal e intransferible, deposita de la urna.
Este, amigos lectores, debía ser el tipo de relato que en estos días de «espera» e «incertidumbre», debía teñir las hojas de los rotativos y las voces de las emisoras y las imágenes de las pantallas.
Pero, por suerte macabra, los mensajes son torticeros, los contenidos falsos y las imágenes trucadas y retocadas.
Soy, español y como tal amo a mi patria: la de todos, no la de esos que creen y exigen la propiedad en exclusiva.
El 23 de julio, tiene que ser un día de alegría, de generosidad y de amor a la patria España.
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