Conversación propia del 2 de julio de 1936

OPINIÓN

PILAR CANICOBA

02 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

 - Fr: ¡Caramba, otra vez te encuentro leyendo!

Fr se paró junto a mí, que estaba en la terraza de un café subrayando unas palabras que me resultaban agudas.

- Fr: ¿Qué libro es?

Se lo tendí, y leyó: «Cómo descubrir a un borrego y a un facha, que tanto monta», Anónimo.

- Fr: ¡Hostia, Ed, qué fuerte!, ¿no? Y además anónimo. ¿Qué es, que el tío no tiene huevos?

- Ed: O huevas, que a lo mejor es una mujer, ¿no?

- Fr: Claro, claro.

- Ed: Porque también hay mujeres sin huevas, como la María Guardiola, que ayer le repugnaba la misoginia y hoy, tras su paso por el Madrid de la Aguirre y la Ayuso, encantada con que las mujeres metan en sus lechos a los lobos rabiosos. Ella, para dar testimonio, la primera en yacer con uno en su palacete de Mérida.

- Fr: Sánchez hizo lo mismo.

- Ed: Por eso lo llaman el Maduro español y el jefe de ETA, unos apelativos que están teniendo tanto éxito como como clamorosa e irracional crueldad. ¿Cómo llamar, entonces, a la Guardiola, al Feijoo, al Mazón o al Jiménez Losantos, el más asqueroso de entre los asquerosos junto con la Ayuso?

- Fr: Pues no sé…

- Ed: Te respondo yo: golpistas sin sable babeando por tenerlos.

- Fr: Oye, volviendo a la autora del libro…, no parece que se venda al mejor postor, sino que es una cobardica.

- Ed: Bueno, la valentía tiene límites, como todo, restando la estupidez. Mira al PVOXP, que acaba de prohibir una obra de Virginia Woolf en Madrid porque era inteligente, feminista y bisexual, que escribió su Orlando pensando en su amante Dita Sackville, precisamente una aristócrata inglesa anti victoriana… Los nazis empezaron por ahí, prohibiendo, y luego quemaron los libros satánicos, y a los autores que no habían muerto o no habían conseguido huir, los metieron en los hornos.

- Fr: Hombre, Ed, no me jodas. No compares….

- Ed: ¿Comparar? En absoluto, sólo hay que echar un vistazo a la guía práctica de estos matones de barrio. ¿Habrás visto en la tele la lona que desplegaron en Madrid con la papelera a la que iban arrojando a «sus» indeseables?

- Fr: Sí.

- Ed: ¿Y…?

- Fr: Sólo era eso, una lona.

- Ed: En Alemania, primero pusieron carteles en los escaparates de las tiendas judías…

- Fr: Eres un tremendo pesimista, Ed.

- Ed: Y tú un borrego, Fr.

- Fr: Por favor, sin insultos.

- Ed: Tienes razón, no debo insultar a los borregos.

- Fr: ¿Qué intentas decirme?

- Ed: Mira, la autora del libro utiliza al corderito para alumbrar la inocencia de muchos simpatizantes de PVOXP, pero llega un momento en el que se da cuenta de que la inocencia no es el vellón que los cubre a todos, y comprendió que borrego significa también obscenidad, gregarismo, atrofia, amor incondicional a las mentiras más absurdas y acientíficas, odio a las pieles oscuras, a los ateos, a los que no practican el sexo como Dios ordena, a las mujeres insumisas, etcétera, etcétera.

- Fr: ¿Cuál de los tipos de borrego piensas que soy yo?

- Ed: Para responderte, respóndeme tú a este interrogante: ¿los homosexuales son enfermos?

- Fr: Pues qué quieres que te diga, no soy médico…

- Ed: Hace ya bastantes años que la Organización Mundial de la Salud dijo que no, rotundamente que no.

- Fr: Ah, bueno, si es así…

- Ed: Sí, es así, Fr, y también es así que el Parlamento Europeo va a sacer una ley por la que se considera violencia machista a las agresiones contra las mujeres. ¿Te suena a algo esto? ¿Aparecen las palabras violencia machista en el programa firmado por la extremeña con su lobo?

- Fr: Me suena a Vox, pero no a PP, y tú los juntos bajo las siglas PVOXP.

- Ed: El nazismo prosperó porque la población torció el cuello y los grandes empresarios y financieros alemanes «invirtieron» en la gigantesca fábrica de matar hitleriana, al igual que los rusos de nuestros días con su káiser. El PP está colaborando activamente en la persecución de los homosexuales, de los transexuales, de las feministas, incluidas las moderadas, de la salud pública, de los servicios públicos, de todo aquello que sea público, o sea, una mierda para ellos. Colaborar con los fascistas es ser un fascista. El fascismo odia al que no sea caucásico y ultra, ya sea un ultra católico, ya sea un ultra lo que fuere, al que tilda de subhumano. Recuerda que Hitler incluía en esta «especie» a gitanos, judíos, eslavos…, y a los negros los encajaba en el cajón inferior, el de los animales.

- Fr: Bueno, yo no me quiero meter en líos. Mira, si los españoles quieren un cambio…

- Ed: Perdona, los españoles, buena parte de los españoles, están siendo envenados con los bulos al uso de los déspotas. Los españoles van a ir a votar equipados con la maldad inoculada por la versión local del renacimiento del totalitarismo global.

- Fr: En ese cao, Ed, habrá que esperar a ver cómo lo hace un gobierno liderado por Feijoo y Abascal, darles una oportunidad…

- Ed: Verdaderamente, Fr, eres un borrego facha. Espero que esos dos te jodan bien jodido, a ti y a los tuyos, porque sólo los que sois infinitamente egoístas caéis en la cuenta del horror cuando os rebanan la carne, o la carne de vuestra carne.

Y Fr se fue con el gesto propio de quien no entiende nada. Nada de nada. Por mi parte, cuando me disponía a seguir con el libro, me vinieron a la cabeza unas reflexiones de Hanif Kureishi, anotadas en un cuadernito que llevaba en un bolsillo. «La libertad sigue viva en Pakistán: aquí nos stamos muriendo… Mira lo que ha pasado en Irán, la política espiritual de la revolución ha terminado en una dictadura… Tras un repaso superficial a la historia, [comprobamos] que cualquier estado basado en una idea religiosa, en un Dios, acaba siendo una dictadura. Voltaire lo habría predicho… Pero por quien más miedo tengo es por las mujeres».