El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presentador Pablo Motos
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presentador Pablo Motos

30 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Mañana llega julio (uno de los meses más parodiados a través de los memes con alguna imagen de Julio Iglesias) y desde el día 1 nuestro país tendrá la función de asumir durante los próximos seis meses de presidencia española de la UE. No obstante, el interés político se centrará sin lugar a dudas en las elecciones generales. En esta antesala al inicio oficial de la campaña electoral, que será el próximo viernes 7, hemos visto a Pedro Sánchez de gira por variados programas de televisión y de radio (incluso se ha animado a que salir a un podcast de Spotify llamado La pija y la Quinqui) con los que está intentado recordar al votante progresista la importancia de que la izquierda continúe en La Moncloa. La verdad es que se le está dando muy bien todas las entrevistas en un momento en el que teóricamente él se debería encontrar en horas bajas, pero está claro que en las adversidades es cuando más se crece. El Presidente del Gobierno es consciente de que el PP y Vox se entenderán si suman mayoría absoluta, por lo que sus esfuerzos se están centrando no solamente en sacar pecho de su gestión en estos cinco años en La Moncloa, sino en las consecuencias nefastas que supondría un gobierno de Feijóo y Abascal. Son terribles los perfiles y las opiniones que manifiestan las personas que están siendo elegidas por la ultraderecha para presidir los parlamentos regionales. En el caso de Aragón da pavor leer a Marta Fernández. Aunque ha cerrado su cuenta en Twitter, hay quien ha sido rápido para capturar algunos de sus comentarios insultantes contra Irene Montero o contra las vacunas. En el País Valenciano no se salva tampoco su compañera Llanos Massó, reconocida antiabortista y negacionista tanto de la violencia machista como de los derechos del colectivo LGTBI. De todas maneras no parece que al líder del PP le esté dando ninguna vergüenza esta situación, entre otras cosas porque él solito lleva unos días metiendo la pata hasta atrás al no aclarar si cobra del partido (en algo que llaman ‘gastos de representación’, que algunos medios de comunicación cifran en 40.000 euros en 2022). Además de parecerme indecente que no se esté ajustando a las normas que se le exigen a cualquier cargo público, me resulta totalmente absurdo para sus intereses que le esté regalando a sus rivales un ataque gratuito que a bien seguro utilizarán de aquí al día 23. Por ahora solamente está previsto un debate, y más en concreto un cara a cara entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo en Atresmedia, pero me imagino que se seguirá negociando para que haya alguno más con la presencia de más partidos.  

Se suele decir que en la guerra la primera víctima es la verdad, y no me parece una afirmación incorrecta. El sábado pasado hubo un momento que parecía que aquel día iba a ser el último en el que Vladimir Putin iba a estar al frente de Rusia a causa del avance de Wagner (de manera eufemística se puede hablar de un ejército privado al servicio del Kremlin pero que al final no deja de ser una red de mercenarios que se venden al mejor postor). Indagando un poco en conocer sus actividades te das cuenta de que hay países que han encontrado una manera de que una organización paramilitar te haga el juego sucio con el fin de que no tengas que dar explicaciones si se producen crímenes de guerra, violaciones, saqueos, torturas y otros atentados contra los derechos humanos. Lo que me ha llamado mucho la atención es el perfil del líder, Yevgueni Prigozhin, y no lo digo por los vídeos intimidantes que se graba, sino por su trayectoria personal y profesional (parece ser que en el pasado fue hostelero). Fuera por suerte o por tener múltiples contactos con diferentes personas se calcula que dirige ahora a 50.000 combatientes en Ucrania, aunque parece ser que lo tendrá que seguir haciendo desde Bielorrusia, país al que se va a exiliar. ¿Qué hay de verdad y de mentira en toda esta historia? Pues objetivamente hablando, que Putin sigue en el mismo sitio que estaba antes de suceder esta historia.