I. Introducción
Pedro Sánchez erró cuando el pasado día 29, ante los diputados y senadores socialistas, que reunió para explicarles el porqué del adelanto de las elecciones generales, se refirió a la «extrema derecha y a la derecha extrema». Porque, tal y como los hechos, y las palabras, vienen clamando, se ha borrado el trazo que separa al PP y Vox. Ambos son, entonces, la extrema derecha española. Una y grande.
II. Aves
Entre los variados clamores referidos, se halla el de las aves. Doñana es el hogar y el área de descanso de muchas especies, además de un ecosistema de tal calibre que la ONU, la UE y el Gobierno de España siguen con pavorosa atención, atónitos, los planes de otros singulares animales, bípedos, los dementes del PP y Vox en Andalucía.
Hay que desdeñar definitivamente que los negacionistas del cambio climático por el calentamiento global sean negacionistas. Ellos saben, como nosotros, que el planeta sufre ya un enfisema pulmonar en fase aguda. Ellos, desde América hasta Andalucía y más allá, en primerísimo lugar, desprecian el devenir de sus propios descendientes, los «pura sangre», por cuanto ese futuro-presente no cocerá sus entrañas hoy, que mañana, en el que ya estarán muertos, gracias a Dios, es otro día, día en el que este pedazo de roca cósmica será un hervidor; fortalecerá, en segundo lugar, a las compañías que más avivan el fuego bajo el hervidor en atención a una codicia infinita y de los que son sus guardianes políticos, y, finalmente, cosecharán los votos de los agricultores (en Huelva, el PP volvió a imponerse el 28-J, como cabría esperar).
Sólo para recalcar que estos últimos animales son unos negacionistas que no son negacionistas, porque los científicos lo han explicado y explicado y explicado: el viernes último se conoció el informe que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir remitió a la comisión del Parlamento andaluz, que es la que está acelerando la ampliación de los regadíos en Doñana, en el que se lee: «Declarar unas zonas como regables cuando no van a tener acceso al agua, como mínimo, es inútil, y con más exactitud, un engaño».
III. Vacas
El Colegio de Veterinarios de Salamanca publicó lo que sigue en una nota: «[Esta es] una ley que hasta el más ignorante sabía que no podía salir adelante». Se refiere este colegio a la ley de la Consejería de Agricultura de Castilla y León que flexibilizaba las medidas sanitarias que la UE aplica, por ejemplo, en el traslado de animales de un lugar a otro, cuando aparece una enfermedad, como la de la tuberculosis de las vacas en varias provincias de esta comunidad, cuyo Tribunal Superior, tras la denuncia del ministro Luis Planas, paralizó.
Es decir, de acuerdo con la nota de prensa de los veterinarios, que han sido amenazados por querer cumplir con la legislación, el consejero, naturalmente de Vox, sabe menos que un ignorante («hasta el más ignorante sabía»). Un consejero para quien, en consonancia con su homóloga Díaz de Ayuso y Díaz de Vivar, la salud de los animales, tengan estos dos o cuatro patas, es cosa ajena, del «populacho en libertad» para enfermar y sucumbir.
Tal es el dislate, la idiotez. Hasta los propios ganaderos, los que llevaron en volandas a esta extrema derecha babieca al palacio gubernamental de Valladolid, explotó contra sus «competentes autoridades». En fin, un espectáculo abyecto.
IV. Otros animales
En nuestra columna de domingo 4 escribimos que, en 2018, los robots que operan en Wall Street «decidieron» comprar y vender por su cuenta acarreando unas pérdidas de dos trillones de dólares. Pues bien, un animal (somos animales, aunque nos joda), pero de las características de los mentados en los apartados de aves y vacas, escribió: «Un personaje [García Morán] que tiene el desparpajo de decir que se perdieron dos TRILLONES de dólares con una bajada de 1.500 puntos del principal índice de referencia americano, denota y evidencia el nivel de conocimiento, o más bien la ausencia total del mismo, en el campo económico. Ahora dirá que, sin ánimo de manipular, ha confundido el concepto de billón y trillón americano con el del resto del mundo occidental».
Ahora no diré «sin ánimo de manipular…». Sencillamente transcribiré, para que cada uno concluya lo que concluya, un párrafo de la página 33 del ensayo «La forma de la multitud (capitalismo, religión, identidad)», de Agustín Fernández Mallo: «Piense en esto: 15.00 horas del 5 de febrero de 2018. En cuestión de minutos, el índice Dow Jones de la bolsa de Nueva York cae 1.500 puntos. Dos trillones de dólares acaban de volar; una pérdida de dinero hasta ese momento impensable para tan corto espacio de tiempo». O sea, ni Fernández Mallo ni este escribidor, que bebió de la fuente «Mallo», hicimos alusión alguna al tipo de billones o trillones, si al «americano» o al «del resto del mundo occidental».
Pero hay más. Dándole a este animal todo su apoyo, otro vertebrado de calcáreo cerebro tecleó: «Este tipo [García Morán] es de lo más sectario que hay, bobada tras bobada dice, y yo creo que se las cree a pies juntillas. Hay otros que lo dice sabiendo que están engañando, este digo yo que se las cree». Pese a que las pruebas que aporta para sostener que «este tipo…, bobada tras bobada dice» son abrumadoras y de peso científico, tal «animalada», bien mirado, al menos reconoce que este articulista no engaña, que es la profesión de la extrema derecha y de sus «hooligans».
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