Las elecciones municipales en Asturias han deparado bastante de continuismo, alguna que otra sorpresa y un deslizamiento, más en unas zonas que en otras, hacia la derecha, siendo en el occidente donde se ha producido los resultados más sorprendentes, dignos de valorar y dónde algunos deberían entonar el «mea culpa».
Que Ciudadanos se desintegraba era evidente y la causa no es de ahora. Que Podemos, que en el occidente nunca llegó a fraguar, tendería a la baja tampoco sorprende. Tampoco puede extrañar que en Tapia se cambiara de signo por un puñado de votos. Lo que debería preocupar en el PSOE es lo ocurrido en Cangas de Narcea o Navia. Sus anteriores regidores, seguramente adivinando lo que se venía encima, se apartaron de la escena y los sustitutos han fracasado. Pero no solo han fracasado ellos y quienes los acompañaban en sus respectivas candidaturas, quien se ha dado de bruces es el propio partido y los responsables de todo el entramado.
Seguramente que la responsabilidad es compartida y sería injusto señalar a una sola persona, pero puestos a poner nombres hay que fijarse en Marcelino Marcos Líndez, cabeza de la lista en el occidente por su partido y que hasta ahora ostentaba, nada más y nada menos, que la presidencia de la Junta General. Pues en su tierra, precisamente en su tierra, es donde el PSOE sufre el más sonoro de los fracasos. Cuando se está gobernando en un ayuntamiento y los votos de los vecinos te niegan el poder continuar, es que las cosas se han hecho muy mal.
El señor Líndez ahora se dará cuenta que después de pasearse a diario en coche oficial, la patética imagen de coger una guadaña y mostrar sus habilidades para la siega no sirve para recoger votos, más bien produce repudio.
A quienes acceden a cargos dentro de las filas de la FSA deberían exigirles que conociesen la historia del PSOE, al menos en los últimos años. Si así fuese deberían tener presente la figura de Jaime M. Corrales, alcalde de Soto del Barco, ocho legislaturas con mayoría absoluta, cinco de ellas con las siglas del PSOE y otras tres con su propio grupo, que han vuelto a ganar aunque él se haya retirado con el aplauso general.
Ana González, en Gijón y Vinjoy en Castropol ganaron las elecciones hace cuatro años. Ahora el PSOE ni gobernará en Gijón ni en Castropol, gracias a la necedad de quienes deciden. Hay muchas formas de perder pero perder así debe tener unos costes si se quiere detener la caída.
Si el delantero lanza el penalti fuera, el mérito no es del portero. Hay que cambiar al lanzador.
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