La auténtica foto del Dos de Mayo en Madrid fue tomada el día 1, en la recreación histórica de la defensa del cuartel de Monteleón. De ella emerge Isabel Díaz Ayuso como una soldado con mosquete, morrión y, se supone, zapatos nuevos. Pocas imágenes habrá que consigan retratar con tanta exactitud a esta mujer: más ganas de guerra no se pueden tener, lo lleva escrito en la mirada; hasta los de Vox y los de Podemos, a su lado, parecen unos pobres populistas aficionados. Luego, ella estará comedida en la celebración institucional, acaso porque ve en Félix Bolaños, titular de Presidencia, caza menor, y Pedro Sánchez no se ha puesto a tiro. Pero la paz va a ser un espejismo breve. En cuestión de minutos, Ayuso impedirá al autoinvitado ministro el acceso a la tribuna del desfile. Que la presidenta de Madrid está en su salsa en una batalla campal lo saben hasta Sánchez y Alberto Núñez Feijoo. Se cuenta que dos no se pelean si uno no quiere. Pues diríase que quieren.