Afrontamos este 1º de mayo en un contexto complicado ensombrecido por una invasión injusta de Ucrania, que desde la UGT condenamos enérgicamente y mostramos toda la solidaridad con el pueblo ucraniano.
La reforma laboral abría una puerta al optimismo para recuperar los derechos laborales perdidos con las anteriores reformas laborales y mejorar las condiciones laborales de los trabajadores y trabajadoras. Con escasos cuatro meses desde su puesta en marcha ya se aprecian los buenos resultados, de manera que en el mes de marzo los contratos indefinidos representan el 26% del total de contratos registrados, el doble de lo registrado en el mismo mes del año anterior.
Desde el verano del año 2021 venimos asistiendo a una escalada de los precios de la energía y de los productos de alimentación, hasta rozar la inflación en el mes de marzo casi el 10% (9,8%) y que nos sitúa en valores de finales de los años 70. Mientras que los salarios han registrado un crecimiento hasta ese mismo mes del 2,9%, lo que se traduce en una pérdida de poder adquisitivo de 7 puntos porcentuales. Esta devaluación salarial confirma que los salarios no son los responsables de la creciente inflación, por el contrario las empresas sí están aumentando los precios para compensar el incremento del precio de las materias primas y así no ver reducidos sus márgenes de beneficio.
Estas mismas empresas son las que se niegan a firmar un nuevo acuerdo que contribuya a garantizar que los salarios no continúen perdiendo poder adquisitivo gracias a las cláusulas de revisión salarial. Desde la UGT no escatimaremos esfuerzos hasta alcanzar un pacto de rentas que ayude a mitigar la escalada de los precios, incluso utilizando medidas que aumenten la situación de conflictividad.
Esta devaluación de las rentas salariales está haciendo aumentar la figura del «trabajador pobre», a la vez que se amplían las desigualdades sociales. El último informe de FOESSA, conocido esta semana, alerta de que la población asturiana en situación de exclusión severa ha crecido un 17%. Cabe recordar que a finales del mes de marzo había en Asturias un total de 2.057 trabajadores en un ERTE. Esta situación exige de manera inmediata reforzar la protección social y mejorar los salarios.
Este aumento de la brecha social es un terreno muy fructífero para el auge de la extrema derecha que viene a poner en riesgo todos los derechos y avances que hemos conseguido durante la etapa democrática. Mejorar las condiciones de vida de las personas y combatir las desigualdades sociales son las herramientas claves para poner freno al populismo de la extrema derecha.
Desde la UGT no vamos a consentir que se intente salir de esta crisis a costa de devaluar salarios, generando más pobreza laboral y una mayor desigualdad social.
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