Tu vida bien vale mi riñón

Fernando Mosteiro Pereira COORDINADOR DE TRASPLANTES DEL CHUAC

OPINIÓN

MABEL RODRÍGUEZ

29 abr 2023 . Actualizado a las 10:06 h.

El bien más preciado del que dispone una persona es la salud, cuando esta nos falta buscamos rápidamente cómo poder recuperarla. Ante una patología tan grave como la insuficiencia renal crónica terminal, la única alternativa viable y sostenible para el enfermo y el sistema sanitario es el trasplante de riñón. Para solventar la demanda existente de trasplantes nos encontramos con el problema del escaso número de donantes fallecidos de que disponemos, ya que la demanda de órganos es mayor que la oferta, incluso en un país como España, donde tenemos la mayor tasa de donación del mundo.

La donación de un riñón en vida es la opción más rápida, que aporta mejores resultados, que cohesiona el sistema sanitario de la mejor forma y que demuestra la grandeza de los donantes, pues, si ya el mero acto de donar los órganos de un familiar fallecido es generoso y solidario, la donación en vida de uno de nuestros órganos es el mayor gesto de bondad, generosidad y altruismo que se puede realizar.

Este regalo se realiza a una persona a la que tenemos en alta estima (bien sea un hermano, un hijo, nuestra pareja o un amigo) y que estamos viendo padecer y sufrir la enfermedad día tras día, al que acompañamos en su pelea continua por seguir en esta larga carrera que es la vida, solventado los baches que van apareciendo. Puede surgir la duda de qué nos pasará a la larga sin un riñón, y aquí debemos decir que el seguimiento a largo plazo de los donantes renales de vivo no ha demostrado, en términos generales, la presencia de más complicaciones médicas que las descritas en la población general.

Disipadas las dudas y de buen agrado, cedemos uno de nuestros riñones para ayudar a esa persona querida en su batalla diaria, sabiendo que es la mejor opción terapéutica, evitando que puedan surgir otras complicaciones mientras espera la aparición de un órgano, pues su vida bien vale nuestro riñón. El trasplante renal de vivo ofrece, en definitiva, evidentes ventajas frente a la diálisis y al trasplante renal de cadáver. Estas ventajas son de índole individual, puesto que benefician al paciente en cuanto a sus expectativas de supervivencia, y colectivas, porque ayuda a solventar la escasez de órganos que se acentúa con el tiempo y que amenaza fundamentalmente a nuestra población joven.