Con el advenimiento de nuevas tecnologías, la creciente importancia de las habilidades blandas y el peso de las nuevas generaciones en el mercado de trabajo, se espera que el panorama laboral cambie drásticamente en los próximos años.
El primer vector de cambio viene de la mano de la modificación en la composición de la fuerza laboral, que en el 2030 estará formada, en su mayoría, por millennials y miembros de la Generación Z. Su rol en la definición del futuro del trabajo es crucial. A medida que este proceso avanza, su forma de trabajar y sus expectativas están cambiando la manera en que las empresas abordan la contratación y la gestión de sus empleados. Por ejemplo, su conocida propensión a cambiar de trabajo con frecuencia está detrás de la adopción de políticas más flexibles y de la ampliación de la oferta de oportunidades de aprendizaje y desarrollo.
El segundo vector de cambio viene por el lado de la tecnología, que lleva a las empresas a demandar otros perfiles profesionales. Por un lado, se ha intensificado la necesidad de perfiles muy técnicos, desdibujándose, cada vez más, las fronteras entre negocio y tecnología dentro de las propias compañías.
Por otro, curiosamente, a medida que la tecnología continúa transformando el mercado laboral, las humanidades como la escritura, la comunicación, la filosofía, la historia y las artes están experimentando un auge cada vez mayor. ¿Por qué? Por la transformación del perfil profesional, que ha pivotado hacia las habilidades, combinando las técnicas (se adquieren a partir de estudios formales e informales) con las llamadas blandas —como habilidades interpersonales o habilidades sociales—, muy conectadas con las humanidades. Veamos las cinco habilidades profesionales impulsadas por las humanidades:
1. El pensamiento crítico, que ayuda a distinguir la información verdadera de la falsa, a identificar soluciones efectivas y a tomar decisiones informadas.
2. La capacidad de comunicarse eficazmente en un mundo empresarial cada vez más global, se mejora a través de la escritura y la oratoria.
3. El trabajo en equipo, las humanidades enseñan habilidades de empatía y comprensión intercultural, lo que permite comprender diferentes culturas y perspectivas y mejora las capacidades para trabajar con personas de diferentes orígenes culturales, muy relevante a medida que el mundo se vuelve más interconectado.
4. Las humanidades fomentan la creatividad y el pensamiento innovador, lo que resulta imprescindible para encontrar soluciones a problemas complejos e innovar.
5. Liderar inspirando y guiando a otros, adaptarse al cambio.
En definitiva, el proceso de cambio está en marcha, las compañías del futuro serán diferentes a las que tradicionalemente estamos acostumbrados a ver. Estarán impulsadas por la tecnología, serán conectadas, colaborativas y centradas en el talento y la agilidad. Sin duda, orientadas al propósito. Sin olvidar la retribución al accionista, las empresas buscarán tener un impacto positivo a la sociedad y al medio ambiente. Con un enfoque en la colaboración, la creatividad y la adaptabilidad, el futuro del trabajo puede ser emocionante y lleno de posibilidades para todos y ese camino lo deben recorrer juntos empresas y profesionales.