La última vez que la sufrida afiliación del Partido Popular de Asturias fue llamada a participar en un proceso electoral orgánico fue hace un año. Los populares eligieron entonces a sus representantes en el congreso nacional en el que Núñez Feijóo fue nombrado presidente.
En la elección de los compromisarios que correspondían a la Junta del PP de Oviedo, Gerardo Antuña fue el candidato más votado. Un hecho que demostró el apoyo del que goza el concejal entre la militancia popular ovetense.
Doce meses después, Antuña no aparece en la lista electoral elaborada por el actual alcalde y candidato a la reelección, Alfredo Canteli.
Hace semanas, la Junta Directiva del Partido Popular de Oviedo, en cumplimiento de sus estatutos, aprobó la creación de un comité electoral. Este órgano es el encargado de elaborar la lista electoral —el candidato a la alcaldía es designado por la dirección nacional— con la que la formación de centroderecha concurrirá a los comicios municipales de mayo. A su vez, la lista debe ser elevada al comité electoral regional para su ratificación
A pesar de que mientras escribo estas líneas la citada lista ya aparece en distintos medios de comunicación, no se ha celebrado aún reunión alguna de los citados órganos del PP oventense y asturiano.
Quien busque las razones por las que Gerardo Antuña no formará parte de la próxima corporación municipal no las encontrará en el desempeño de sus labores como miembro del gobierno municipal. El todavía edil es considerado por sus adversarios como un «negociador firme» pero siempre «proclive al acuerdo»; varios dirigentes vecinales reconocen su disposición, ajena a horarios, para dar respuesta a problemas relacionados con su área o trasladar a otros ediles cuestiones ajenas a sus competencias.
Antuña, militante del PP desde hace treinta años —algo que, si bien no debería ser condición imprescindible, mucho menos tendría que suponer una desventaja para ejercer responsabilidades en la citada formación política— ha desarrollado su actividad política exclusivamente en el escenario del municipio de Oviedo. Desde los primeros años como concejal del área de juventud, pasando por cultura, deportes o régimen interno, hasta la concejalía de servicios básicos que actualmente dirige, su forma de gestionar se ha caracterizado por el pragmatismo, la eficacia y la inexistencia de estériles polémicas.
Detrás de inútiles guerras internas, vinculadas a la relación entre la dirección local del PP, el equipo de gobierno municipal y la dirección autonómica popular, se encuentra el motivo de la exclusión de Antuña. Si añadimos que el concejal es poco dado a hipócritas adulaciones y que se mostró públicamente favorable a que la militancia de su partido eligiese a su líder autonómico, tras ser Teresa Mallada apartada de la dirección del PP asturiano, podemos acercarnos a las auténticas razones.
Si bien la condición de independiente no está reñida con el respeto al funcionamiento interno del partido político bajo cuyas siglas se concurre a unas elecciones, permítame el paciente lector que no cargue exclusivamente en Alfredo Canteli la responsabilidad de la futura salida de la actividad política municipal de un buen edil.
La dirección del PP de Oviedo que preside Agustín Iglesias Caunedo debería haber trasladado al alcalde, a través de los canales correspondientes y en el momento adecuado, el parecer de la militancia sobre una exclusión rumoreada y que el propio Iglesias Caunedo conocía, por boca del primer edil, desde hace meses.
La actividad de la dirección local del PP ha sido inexistente en los últimos cuatro años, paralizada por la complicada situación de su presidente. Iglesias Caunedo parece haber optado por desaparecer, evitar hacer cualquier ruido y esperar, pese a todo, volver a contar con la bendición de su partido para ocupar un bien remunerado escaño en el Parlamento Europeo.
Quien ostenta una responsabilidad política debe encontrarse en plenas condiciones de ejercer su cometido. En caso contrario, no hay más salida que la dimisión. Ante la previsible negativa a un digno cese voluntario, el PP de Oviedo debería plantearse —tras la celebración de los comicios de mayo— impulsar profundos cambios en su dirección. Relevos que permitan una plena unidad de acción entre la estructura orgánica y el previsible, según las encuestas, equipo de gobierno liderado por Canteli.
El Partido Popular no debería permitirse perder el experimentado compromiso de Gerardo Antuña. Gerardo Antuña, escuchando a quienes le quieren, debería dirigir sus capacidades a otras actividades más justas y gratificantes. Tras un intachable servicio público, se lo merece.
«La honradez es siempre digna de elogio, aún cuando no reporte utilidad, ni recompensa, ni provecho».
Marco Tulio Cicerón.
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