Otra situación sin sentido en España. La reunión de las 15 horas entre letrados de Justicia (secretarios judiciales de antes) y el ministerio la podían haber filmado entre Berlanga y Buñuel. Un encuentro que no sirvió para nada. Empezó a las cinco de la tarde del jueves y desde las doce de la noche hasta las ocho y pico de la mañana del viernes parece ser que se limitaron las dos partes a mirar al techo sin hablarse. Son las grietas del techo más estudiadas de un edificio público. ¿Será que todo está contagiado de la política despiadada, de bandos, de trincheras, de este país? ¿No existe el diálogo en España? No es posible buscar tímidos avances. El ministerio exigía desconvocar la huelga para empezar a negociar. Los letrados de la justicia, negociar sin renunciar a la huelga, que es el arma que tienen y que están empleando para desesperación de los ciudadanos, de los abogados, de los procuradores…
Hay quien calcula que van seiscientos millones de euros quemados por esta huelga. En España estamos sobrados de dinero. Más de 150.000 causas paralizadas, con nombres y apellidos de personas detrás que ven como asuntos clave para sus vidas no se dirimen. Todo paralizado. Menos mal que la ministra Pilar Llop dijo, antes de la reunión, que se trataba de celebrar un «diálogo honesto». Desde el 24 de enero está todo completamente detenido en una maquinaria judicial que no suele ser un ejemplo de rapidez. El daño está siendo mayúsculo. Pero en este país somos tan raros que si la huelga llega a ser de fútbol estaría encima de la solución el presidente del Gobierno. ¿Se imaginan que no se celebrase una jornada de Liga? La hecatombe. Pero que no se celebren los juicios, que haya abogados y procuradores que adelantan los gastos de sus bolsillos y que se desplazan de otras ciudades para defender a sus clientes en unas causas que se desconvocan a la puerta de celebrarse por el parón da la sensación de que no les preocupa ni les ocupa a los que de verdad mandan y que pueden poner toda la carne en el asador para acabar con este disparate.
Esta situación que se está viviendo deja claro que la justicia es la pariente pobre de los servicios públicos. Todos estamos de acuerdo en que sin salud no hay nada. Respirar es prioritario. El gasto en sanidad es necesario. La educación también es sagrada. Somos lo que somos por la educación que recibimos. Pero la justicia, aunque ciega, necesita también cuidados y mimos. Siempre ha sido la gran desfavorecida. Solo recibe el disfavor del Gobierno. Nos acordamos de ella cuando truena. Es hora de cambiar esta dejadez, pero para todos los profesionales implicados en ella. Esta justicia de paso de tortuga nos ahoga a los ciudadanos. Se necesita inversión y modernización. El lío de los letrados de Justicia solo es la punta del iceberg que una y otra vez hunde el Titanic de la justicia en España. Esa es la verdad de un sector maltratado.
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