Isabel Zendal y su mundo

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto CRÓNICAS DEL GRAFENO

OPINIÓN

Joaquin Corchero | EUROPAPRESS

16 feb 2023 . Actualizado a las 09:03 h.

Correos lanzó el año pasado una emisión de sellos, dentro de la campaña #8MTodoelAño, en homenaje a ocho figuras emblemáticas en la lucha por la igualdad y los derechos de la mujer en España. Entre ellos hay uno dedicado a Isabel Zendal, la enfermera gallega que participó en la misión internacional para llevar a América la vacuna de la viruela, enfermedad considerada como una de las pandemias más letales de la historia. Las otras estampillas muestran a Clara Campoamor, Almudena Grandes, Dolors Aleu, Concepción Arenal (otra gallega), Elidà Amigó, María Blanchard y Luisa Roldán. Los retratos, obra de Isa Muguruza, «ilustradora millennial que enamora con su surrealismo psicodélico lleno de purpurina» (cita sacada de internet), sorprenden por su colorido y por el lifting que la artista aplica a las homenajeadas. Por ejemplo, Zendal tiene la cara verde y el pelo violeta y su efigie parece más sacada de un cómic de Esther y su mundo (con todos mis respetos para Purita Campos) que del estilismo de finales del XVIII y principios del XIX, la época en la que vivió la coruñesa. Pero bueno, lo que importa es la iniciativa, que merece el aplauso, y ojalá se amplíe la colección con nuevas emisiones.

El caso es que todas estas mujeres destacaron en campos diversos como la medicina, el derecho, la política, la historia, la pintura, la escultura o la literatura, como otras muchas a lo largo de la historia. Y por eso me llamaron la atención las recientes declaraciones de la astronauta Sara García Alonso afirmando que «por fin» hay mujeres «en las que las niñas pueden mirarse». Y añadía: «Ser yo la que lleva esa tarea es una maravilla, pero es una responsabilidad». Lo hizo en el marco del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, efeméride de reciente creación (2015), y en referencia a la necesidad imperiosa de que haya más féminas en las carreras STEM. García Alonso, bióloga molecular, nació en 1989, así que no parece que nadie le haya impedido llegar hasta las estrellas (fue seleccionada por la Agencia Espacial Europea), pero se abona a ese discurso por el que parece que si la mujer no estudia un grado científico-tecnológico no está realizada. Igual que si es cuidadora, limpiadora, ama de casa... No hay brechas de género, hay brechas mentales.