De La Rectoral a La Torre

Juan Miguel Fernández

OPINIÓN

Hotel La Rectoral de Taramundi.Hotel La Rectoral de Taramundi
Hotel La Rectoral de Taramundi Hotel La Rectoral de Taramundi

29 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Para que los Apartamentos Rurales La Torre de Gamones llegasen a ser declarados como de los mejores de España, hay un arduo trabajo por parte de quienes los levantaron y hay además una historia, que remonta unos cuantos años atrás. 

Todo el mundo conoce, o al menos ha oído hablar de La Rectoral de Taramundi. Sin embargo, es posible que, sobre todo entre los más jóvenes, no se conozca el origen de este vocablo. Antes, hace algunas décadas, en los pueblos, y sobre todo en los de difícil acceso, era obligado que la feligresía ofreciese al cura o curas allí destinados alojamiento y comodidad, así fueron surgiendo las casas de los curas, las que se les llamaba Casa Rectoral. Algo parecido sucedía con los maestros, y por ello las escuelas solían tener un anejo para vivienda. 

Con el tiempo el clero fue cambiando, las vocaciones bajaron en picado, y con la motorización se pueden atender parroquias viviendo en otra localidad. Las casas rectorales dejaron de prestar su función. Y como todas la de Taramundi también. 

Desconozco quién parió la idea, pero fue en tiempos del gobierno de Pedro de Silva en el Principado y de Eduardo Lastra en el ayuntamiento de Taramundi, cuando se llevó a cabo la reconversión de la casa del cura en un coqueto hotel. Había nacido en Asturias el turismo rural. Lo que aquello significó para aquella zona, tradicionalmente deprimida, está a la vista. Fue una inyección de vitalidad para muchos años. 

Aquella semilla, no solo fructificó, se propagó por toda Asturias y representa actualmente el segmento más pujante y prometedor del turismo actual. Los apartamentos rurales de La Torre en Gamones de Valdés son un buen ejemplo de ello. La idea nació gracias a la iniciativa pública a la que rápidamente, con las oportunas ayudas, se sumó el sector privado. 

Hoy callan, ocultos en su propia vergüenza, quienes mostraron su sonrisa mofa ante aquella novedosa iniciativa, cuando lo único que primaba era el turismo de sol y la playa, una oferta que para Asturias siempre fue y será coja. Hoy se echa de menos actos de esa envergadura porque en el fondo faltan ideas y falta imaginación. 

Ya suenan los pregones de la víspera electoral. Lo que se escucha y se escuchará es lo mismo de siempre. Se prometerán obras, que son las que misma que ya se prometieron antes. Se fomentará esto y lo más allá. Se impulsará, se potenciará, se incrementará y bla, bla, bla. No se atisba, ni de lejos alguna idea que nos saque del aburrimiento. Propuestas imaginativas como lo fue La Rectoral nadie las ofrece. Todavía queda tiempo y los conglomerados que forman los partidos políticos estarán estrujándose el cerebro para presentarnos sus ofertas. Puede que alguien nos sorprenda, aunque no cabe esperar noticias de ese calado.