Oviedo, mi ciudad porque es donde vivo, convivo y me siento parte de ella, aún no es «la ciudad de los perros»; pero con el devenir de este futuro cada vez más desconcertante y rápido en sus movimientos: cualquier día vemos a los perros paseando por estas calles peatonales a bellos y atractivos perros/as a jóvenes y ancianos.
Sí, porque ya no habrá niños, los jóvenes no tendrán trabajo y los ancianos que serán la mayoría necesitarán de un cuidado absoluto.
Y, ¿quienes mejor que los perros para desempeñar ese trabajo tan fiel y maternal? La raza canina.
Esa raza que domina los lugares más sofisticados de la actual vetusta. Peluquerías, clínicas veterinarias, boutiques de alta costura. Todo está a su entero servicio sin mirar el precio y el tiempo que se les dedica.
Más, la nota distintiva que colorea la ciudad en cualquier momento del día y estación del año es la fidelidad y mimo con que jóvenes, mayores y más mayores pasean correa en mano a caniches, galgos, alemán,…y hasta la más exótica raza canina. Recorren calles peatonalizadas, aceras de anchas vías, sendas del parque de invierno, tiendas, cafeterías y hasta el rincón con más misterio…
Siempre como protagonista: EL PERRO.
Y, es que yo me pregunto ¿se acabó el copular para traer hijos al mundo?
Alguno, alguno sí hay y, me imagino, habrá. Pero, yo siempre que camino por el centro y las afueras y hasta por prados y…la figura que destaca, la estampa que retina mis ojos no es otra que un hombre, mujer o humano de edad y clase social de amplio abanico social paseando su mascota, su tesoro y su compañero/a con el que comparte su vida: EL PERRO.
Ovetenses entre el presente y el futuro, está la sensatez que se les presume a los humanos y que de un tiempo a esta parte, menos uso le damos. Con todo aquellos que tengan la fortuna de gozar de la compañía canina, que vayan tranquilos al trabajo que siempre habrá un voluntario de turno que ejerza tan noble trabajo de sacar tres veces al día a desbeber y otros menesteres a su mascota para que su casa al llegar esté limpia de polvo y de olor como el primer día.
Bienvenidos turistas del mundo entero que, sobre todo estos días de primavera, disfrutáis de esta ciudad tan limpia y de franca acogida.
Buenos días a todos los ovetenses y que miméis con esmero a este animal tan fiel: EL PERRO.
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