China y el covid

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

STAFF | REUTERS

29 dic 2022 . Actualizado a las 09:09 h.

A principios de este mes, el premio Nobel de Economía Paul Krugman preguntaba, en The New York Times si nos acordábamos de cuando el covid iba a convertir a China en la potencia mundial dominante. Porque los propios chinos fueron los primeros en propagar su éxito en la contención del coronavirus, mostrando así su superioridad sobre las sociedades occidentales, que no habían tenido la capacidad de organizarnos a todos rápidamente.

No obstante, la realidad a estas alturas —según Krugman— es que China «se tambalea, mientras otros países vuelven más o menos a la vida normal». Porque el gran país asiático sigue aplicando su política de covid cero, imponiendo restricciones draconianas a las actividades cotidianas cada vez que aparecen nuevos casos. De este modo, las medidas adoptadas habrían empezado a frenar la economía, provocando enormes penurias personales.

¿Qué enseñanza se puede sacar de todo esto? Según el citado nobel, la lección no es que no debamos adoptar medidas de salud pública ante una pandemia, porque a veces estas medidas son muy necesarias. Pero «los gobiernos —dijo— tienen que ser capaces de cambiar de política cuando las circunstancias cambian y se dispone de nuevas pruebas», que es la parte que los mandos chinos al parecer no han tenido en cuenta en su planteamiento inicial... ni en el siguiente.

La situación actual es que China, en medio de lo que parece ser la continuación de su ola de contagios, acaba de admitir algunas muertes por covid, después de quince días sin notificar fallecimientos. Asimismo, ha levantado algunos confinamientos, con el país atrapado en su política de «covid cero». Y es que, al parecer, las vacunas siguen siendo su talón de Aquiles.

El número ínfimo de víctimas mortales reconocidas a causa del covid no parece creíble, y los observadores internacionales creen que la cifra real todavía es una incógnita no despejada por datos acreditados. En cualquier caso, lo que no parece quedar documentada es su superioridad sobre las sociedades occidentales en la lucha anti-covid, aunque continúen los controles informativos sobre la realidad y su divulgación pública.