Más de seis es abusar

Álvaro Boro

OPINIÓN

JUANJO MARTIN | EFE

24 nov 2022 . Actualizado a las 09:12 h.

Todos esos que se echan las manos a la cabeza e indignan por las goleadas en el fútbol base, esos que pretenden limitar los resultados y dar una imagen equivocada de este deporte por si los niños se traumatizan, no sé qué harán ahora. Cuando eres niño y juegas por pasión y para pasarlo bien las goleadas se olvidan pronto, pero cuando estás en un Mundial y defiendes los colores de Costa Rica y te caen siete goles es normal que te replantees la vida. De poco le sirvieron a Keylor Navas los rezos antes del comienzo, quizá porque a Qatar no llega la jurisdicción de su dios o porque con el pelo que lucía decidió mirar para otro lado.

De todos los españoles que esperaban en el Al-Thumama el debut de la Selección poco más de tres mil eran verdaderos, el resto formaban parte del coro y comparsa con el que el jeque engrasa el cotarro. Qué poca diferencia hay entre éstos y todos los que se sumaron a última hora a la luchoneta y los que lo han hecho hoy después de esta majestuosa victoria.

España, entera de rojo, dominó desde el comienzo el balón imponiendo su ritmo, que no su prisa. Bajo la batuta de Busquets, al que apenas presionaron y tenía todo el tiempo del mundo para pensar, el equipo, con posesiones eternas se volcó al ataque y pronto cerró el partido. A los veinte minutos ya habían marcado Dani Olmo y Asensio, los otros no habían tocado la pelota más que para sacarla de la red. Jordi Alba tiró un caño en la banda que pasó por un hueco tan estrecho que el balón se llevó consigo un trozo de pierna del rival, así, y tras un penalti provocado por el de Hospitalet, llegó de penalti suavecito y pegado al palo derecho del portero el 3-0 de Ferrán Torres. Con un rondo infinito donde mandaban los españoles  y los costarricenses corrían atolondrados llegamos al descanso.

La segunda parte fue más de lo mismo, pero peor para los centroamericanos porque les cayeron cuatro. Antes de los cambios para no dañar la máquina, volvió a mojar Ferrán porque es el más listo. También lo hizo Gavi, que marcó el golazo de la noche, y ya teníamos la manita; una cosa que me asombra de él es que teniendo la edad para estar de botellón con los amigos debute en un Mundial y a este nivel, qué pavo. Por si cinco eran pocos, antes del tiempo reglamentario, Soler que había salido por Pedri, sumó un gol más. Y cuando todos pensábamos que más de seis goles era abusar, Morata (en sustitución de Ferrán) se apuntó una bolita y fijó el definitivo 7-0.

A cada gol de los españoles sonaba Mi gran noche de Raphael en el estadio, si siguen con esta racha lo van a hacer aún más rico. Hacía mucho que no ganábamos el primer partido en la fase final de un Mundial, sigamos así.