En la guerra de las audiencias de la tarde, ya hay un perdedor. Telecinco no ha conseguido subirse al carro de la audiencia. Y el programa de Sonsoles Ónega se ha comido a la telenovela Café con aroma de mujer que tantos éxitos ha cosechado en Netflix. Así que en ese duelo a pecho descubierto, el de William Levy ya no suma fans como lo ha hecho durante todo el verano en en la plataforma. Pero la gran baza de Sonsoles, que ha venido a cubrir el espacio de corazón que Antena 3 había dado por perdido, ha sido nada más y nada menos que Esther Doña. La viuda de Carlos Falcó y también exnovia del juez Pedraz se ha convertido en una Mata Hari de la jet set y ha sido el órdago de Sonsoles para callar las bocas de Telecinco. Y claro, en ese nivel de quién da más, Esther se ha vendido a quien más pasta le daba para salir en televisión. Le dijo que no a Ana Rosa para tirarse a los brazos de Sonsoles, que además de entrevistarla, la acaba de contratar como colaboradora para dar que hablar todas las tardes. Las malas lenguas dicen que Esther va a cobrar al mes 4.000 euros por sentarse algunos días en esos sillones en los que se analizan las vidas de los demás. Con la chequera abierta, Sonsoles va a por todas, en un intento de mostrar esa cara amable que atraiga al público que está harto de los chillidos y malabarismos cutres de Sálvame. Si Sonsoles ha podido con la musculatura de William Levy, parece que en este ring, ella puede dejar K.O. a Telecinco.