La polarización política es algo que preocupa mucho a algunos. Pero solo cuando la izquierda gana las elecciones, o gobierna, o tiene posibilidades de hacerlo. Mientras tanto, solo hay normalidad democrática, parece ser. Como Bolsonaro ha perdido las elecciones en Brasil por escasa diferencia con Lula, estamos ante un peligroso periodo de polarización política que ya existía cuando Bolsonaro llegó a la presidencia y que el propio Bolsonaro lleva alimentando desde que llegó al poder sin que preocupara tanto.
Cuando tenemos a un socialdemócrata por un lado y a un fascista que hace purgas políticas entre los funcionarios del país por el otro, estamos ante un peligroso escenario de polarización. Si tú, joven izquierdoso, crees que las personas LGTBI deben tener derechos y por su lado la ultraderecha insinúa constantemente que las personas LGTBI son enfermas, por lo visto eso es polarización. Siempre que hay dos posturas que dividen en mitades a la sociedad, hay polarización. Una mitad puede decir, qué sé yo, que las mujeres deberían tener prohibido trabajar, y la otra oponerse a esta postura anacrónica propia de salvajes preilustrados. Polarización es que la gente se oponga a ideas peligrosas para la sociedad y el futuro del país.
Aquí, en este tragedia de España, la derecha de siempre, la que hace años se tiró al monte, puede presentarse como la opción sensata frente al satanizado gobierno comunista y los desvaríos de la ultraderecha con la que el Partido Popular nunca ha tenido escrúpulo alguno en gobernar. La única opción sensata frente al radicalismo de unos y de otros.
El problema es que no tenemos un gobierno radical, y sí una derecha completamente alocada que sigue el camino hacia el delirio que hace lustros eligieron todas las derechas de occidente. Pero el objetivo es quitarte solo la mitad de lo que te quiere quitar la ultraderecha en nombre de la sensatez y la moderación. La equiparación del gobierno socialdemócrata con la oposición ultraderechista persigue un objetivo, y no es sostener al país en posiciones centristas, sea lo que sea eso: es hacerte tragar con políticas que siempre te parecieron un perjuicio.
Lo que pasa es que esta estrategia siempre es defectuosa. La derecha no tiene escrúpulos en España para gobernar con los ultras y llamar vagos a los desempleados de Castilla y León desde el gobierno de la Comunidad, pues ya se sabe que la ultraderecha está ahí para solucionar los problemas reales de la gente y no fantasías posmo como subir el SMI. Así, desde el mismo gobierno que llama vagos a sus votantes más desfavorecidos, se pide moderación en general, sin mencionar el asunto, y así equiparamos a los realmente moderados con los fanáticos exaltados. Polarización política es que unos insultan a los desfavorecidos y otros intentan ayudarles. Vergüenza me daría.
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