Ni vencedores ni tablas

Erika Jaráiz Gulías
Erika Jaráiz Gulías PROFESORA. MIEMBRO DEL DEPARTAMENTO DE CIENCIA POLÍTICA Y SOCIOLOGÍA DE LA USC

OPINIÓN

Alejandro Martínez Vélez | EUROPAPRESS

19 oct 2022 . Actualizado a las 09:41 h.

Feijoo repetía una y otra vez que aquella era la cámara de representación territorial, y le afeaba al presidente que presumiera de algunos logros que él consideraba exclusivos de las comunidades autónomas, como la masiva vacunación de los españoles. Olvidaba Feijoo los ataques del PP a la estrategia europea de vacunación, los intentos de Ayuso de comprar la vacuna Sputnik, las declaraciones de Casado sobre los cuatro años que tardaría España en tener a la población vacunada, o cuando el propio Feijoo en julio del 2021 criticaba la compra centralizada de vacunas por la Unión Europea.

El empeño de Feijoo era tan intenso que en su segunda intervención se atrevió a decir que el Estado no había puesto una sola vacuna, como si la comunidades autónomas no fuesen Estado; y es que, en su intento de menospreciar al Gobierno, Feijoo creyó más importante al «practicante que al médico», por mucho que Sánchez se esforzara en señalarle que ambos eran imprescindibles y complementarios.

Ambos acabaron convirtiendo la cámara en el escenario del debate entre los líderes de los dos grandes partidos, porque si algo ha hecho que el Senado pierda este carácter de representación territorial es precisamente la presencia de Feijoo.

Sánchez cambió su estrategia, frente a la apabullante primera intervención de la vez anterior, ayer realizó una primera exposición tibia, incluso repetitiva, formal y propositiva, y dejó para la réplica la contundencia y el desafío.

Feijoo salió a arrollar, tenía que recuperar la performance perdida en el primer envite; no cambió de estrategia, fue a por Sánchez, se refugió en las competencias autonómicas, en las acusaciones directas al presidente; trataba de mostrar la debilidad de la gestión del Gobierno, ahí se atropellaba, pero ya no exhibía la inseguridad del primer debate; ahora Feijoo esperaba a Sánchez y el PP se reencontró con su líder.

La segunda intervención de Sánchez fue más contundente, pero no dejó de ser explicativa, no necesita impostar, está seguro de lo que ha hecho, y se ratificó en defender sus políticas y su Gobierno, personalizando a las tres vicepresidentas. El término «pionera» que utilizó para la ministra Ribera muestra su confianza en el seguimiento de Europa; y es que Sánchez ha encontrado en la complicidad de Ursula von der Leyen uno de los mejores avales de sus políticas.

Sánchez ha crecido, está seguro, va al centro de las cosas y del ring, Feijoo tiene aún camino por andar, pero es ya mucho más fuerte que en el anterior envite; baila por la periferia, y cuando quiere evitar el cuerpo a cuerpo recurre a temas como Cataluña o al patriotismo español.

Un debate con estrategias diferentes, ideologizado, cada uno para sus públicos; más abierto por Sánchez, más calculado por Feijoo, sin un claro vencedor, hablando cada uno para su parroquia. No hubo vencedores, pero tampoco acordaron tablas, Feijoo pedía otro turno, y Sánchez golpeaba fuerte, pero ninguno quería alargar aquello y embarrar el acuerdo del CGPJ, y tampoco daba para más.