Creo que se debe ser tajante contra cualquier delito. En el panorama político, la corrupción lamentablemente es quizás el caso más extendido, y es primordial no mirar nunca para otro lado porque no hay peros que valgan (hay que actuar en consecuencia para salvaguardar la imagen de los partidos y de las instituciones). El caso de los ERE de Andalucía son un ejemplo del gravísimo daño (no sé si decir irreparable) que ha supuesto a la imagen de un partido como el PSOE y a dos sindicatos como son UGT y CCOO. ¿Quién es el culpable de todo esto? Pues como responsables políticos, es obvio que los máximos dirigentes de la autonomía. Tanto Manuel Chaves como Antonio Griñán asumieron unas funciones en cuya etapa se creó un organismo (Agencia Idea) para agilizar los pagos para empresas en crisis (en diez años, unos 680 millones de euros). Ahora bien, ha quedado sobradamente demostrado en sede judicial que ninguna de estas dos personas se llevó ni un solo euro (a diferencia de otras personas acusadas que sí, metieron la mano). Esta semana, el Supremo ha decidido confirmar la condena (a Chaves por prevaricación, que le conllevará nueve años de inhabilitación para cargo público, y a Griñan también prevaricación y malversación de caudales públicos, lo que en su caso le obligará a cumplir seis años de cárcel). Sé que en este mundo cada vez más simplista y sin rigor ni análisis alguno todo es lo mismo. Es muy difícil hacer entender, aunque sea con argumentos sólidos, las diferencias entre la Gurtel y los ERE sin caer en el «y tú más». Sé también que cada vez más se extiende esa triste sensación de que todos los políticos roban y que son iguales, pero aún así quiero decir que siempre he pensado que Chaves y Griñán son honrados, que son políticos limpios, que una vez que comenzó la vista oral no se aferraron al cargo y dimitieron y, por tanto, no puedo más que reafirmarme y lamentar que ellos dos hayan pagado el pato penalmente cuando en otros lugares la justicia no ha dictado sentencias parecidas contra otros presidentes autonómicos por casos de corrupción.
Parece que habrá acuerdo en el seno de la UE para rebajar el consumo de gas. Si bien en un principio se habló de un 15% para todos los países, las protestas de España y de otros estados por no contemplar las especificidades de cada lugar (en nuestro caso, la llamada ‘excepción ibérica’) dieron sus frutos. Ante un invierno frío, una inflación con dos dígitos, una crisis energética por las amenazas de Rusia a cerrar el grifo y la incertidumbre sobre cuándo llegará el fin de la invasión a Ucrania se requiere unidad en la Unión Europea, porque lo contrario provocaría que la ciudadanía tuviera que pagar el pato y no está la cosa para ello. De todas maneras, no sé por qué me da que con cualquier paso que se dé llegará un nuevo problema, así que nos espera un tiempo de idas y venidas hasta que a Putin deje de ponerlo todo patas por hombro.
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