La inesperada y cruenta invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas ofrece un saldo espeluznante de muertos, entre los que también hay que contar unos 40.000 soldados de Rusia. Y lo peor de todo es que, después de cuatro meses de guerra, no hay ninguna expectativa razonable de que esto vaya a acabar pronto, porque Vladimir Putin nunca asumirá haber perpetrado esta invasión para no conseguir nada. Sabe que replegarse lo dejaría en un mal lugar, es decir, en una posición para él claramente inasumible.
Por lo tanto, la guerra continuará con todas sus bendiciones. ¿Por cuánto tiempo? Por el que sea necesario para que el resultado final lo favorezca y el mundo no tenga dudas sobre su fuerza y determinación. Porque esta es una apuesta de Putin más que de Rusia.
De todo esto ha tomado buena nota la Alianza Atlántica, que celebrará los próximos días 29 y 30 una cumbre en Madrid para debatir cómo afrontar y solucionar las deficiencias militares de la organización.
La cumbre se presenta como una reunión normal, pero no lo es, porque está muy condicionada por el contexto bélico de Ucrania, que afecta a todos los miembros y a la propia OTAN. Los principales retos de futuro están en su propia ampliación y en cómo afrontar una crisis como la actual. Dos aspectos que nadie había previsto hace un año, pero que Putin se ha encargado de que ahora estén muy presentes en el programa de la reunión.
Conviene recordar que España completó su adhesión a la OTAN el 30 de mayo de 1982. El referendo sobre nuestra permanencia en el Tratado se celebró el 12 de marzo de 1986, convocado por el Gobierno socialista de Felipe González. De este modo, el PSOE, que se había manifestado en contra del ingreso antes de llegar a la Moncloa, bajo el lema «OTAN, de entrada no», pidió el sí a la permanencia, bajo la amenaza de Felipe González de que dimitiría si ganaba el no. Por esta enrevesada senda, España se convirtió en el decimosexto miembro de la OTAN.
Ahora, la guerra en Ucrania sigue, con miles de civiles muertos y grandes cifras de desplazados. «Estamos resistiendo, pero ellos son más numerosos y más poderosos», ha admitido el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, tras informar de la resistencia en Severodonetsk, en el este de su país, zona muy atacada por las fuerzas invasoras y en donde también ha muerto otro general ruso. La OTAN le debe una respuesta clara y concluyente a Ucrania, porque, de lo contrario, la sangría continuará y, al cabo, todo habrá sido inútil… Y la fe en la OTAN disminuiría.
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