En defensa de los trabajadores del Ayuntamiento de Mieres

OPINIÓN

Anibal Vázquez
Anibal Vázquez Víctor Lerena

13 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Corre por redes sociales un vídeo en el que el alcalde de Mieres, Aníbal Vázquez, dirige unas palabras a los asistentes a la Escuela de Formación que Izquierda Unida organizó el pasado mes de mayo en la Casa de la Cultura mierense.

El discurso de Vázquez —al margen de numerosas e innecesarias palabras malsonantes que, sorprendentemente, provocaron las risas y aplausos de los allí congregados— carecería de relevancia alguna. Ninguna de sus palabras habría trascendido si no fuera por aquellas que dedicó a los empleados del Ayuntamiento de Mieres.

Como —transcribo sus palabras— una «puñetera banda acostumbrada a la verbena diaria» que «se lo llevan calentito» y explicando que además de las malas prácticas realizadas por los políticos «hay otra corrupción, que es que te llevas el dinero público sin justificarlo y eso es los salarios que cobras por dar un servicio a los ciudadanos». Es como Aníbal Vázquez define a quienes trabajan en el consistorio que, desde 2011, gobierna.

Injusta, además de falsa, descripción. Acudir a la generalización conduce a error.

Quién firma estas líneas no caerá en el piropo facilón de calificar a toda la plantilla municipal como ejemplar.

Durante ocho años formé parte de la Corporación Municipal del Ayuntamiento de Mieres, participando en la Comisión Informativa de Personal y representando a mi Grupo Municipal en las numerosas reuniones de la mesa de negociación del convenio laboral.

Desde esta experiencia considero que entre la plantilla municipal, como en cualquier empresa con un número semejante de trabajadores, hay de todo. Desde aquellos que muestran un destacable compromiso ajeno a horarios con sus tareas, pasando por quienes se limitan a  realizar estrictamente sus funciones, hasta aquellos que exploran la más rebuscada justificación para trabajar lo menos posible.

Las lamentables palabras de Vázquez no responden a un sentimiento sincero, ni tan siquiera son fruto de un enfado puntual. Forman parte de una populista estrategia consistente en responsabilizar a los empleados del Ayuntamiento de todos los males del Concejo. El primer edil se parapeta detrás de una plantilla a la que desprestigia para desviar, ante los vecinos, toda responsabilidad en el desesperante presente y futuro de Mieres.

Los complejos problemas que afronta el municipio tienen, en su mayoría, origen en la gestión realizada por los sucesivos gobiernos municipales de los últimos cuarenta años; gobiernos del PSOE en solitario o en coalición con IU y, en los últimos tres mandatos, gobiernos monocolores de IU.

Aníbal Vázquez, como el resto de concejales que integran su equipo de gobierno, sabe que dispone de los medios necesarios para que todos los servicios municipales funcionen. Deben de buscarse las causas de que uno de estos servicios no cumpla con su cometido —no en una supuesta vagancia de todos los trabajadores— en la inexistencia de planes de reorganización, tarea esta de exclusiva competencia del Gobierno Municipal.

Los grupos municipales de la oposición deben, si no lo han hecho ya, exigir explicaciones al alcalde por sus desafortunadas afirmaciones, impropias de su cargo.

Sería muy beneficioso para la plantilla municipal y, por ende, para el servicio que prestan a los vecinos que dejasen de ser, una vez más, utilizados; tiempo atrás como parte de una tela de clientelismo tejida entorno a contrataciones irregulares y hoy como chivo expiatorio de todos esos problemas que desde el poder local son incapaces de solucionar.