El poder de las multinacionales en el mundo

OPINIÓN

Protesta en Salas contra el cierre de la planta de Danone
Protesta en Salas contra el cierre de la planta de Danone IU ASTURIAS

01 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Se comenta en muchísimas ocasiones el poder que ejercen en el mundo actual, entidades tan poderosas como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el europeo y la Organización Mundial de Comercio. Sin embargo, se dice bastante poco de la enorme implantación y el potente peso de las multinacionales, tanto a nivel político como económico que, en mi opinión, están teniendo un efecto tremendamente devastador en las condiciones sociales y económicas que se están produciendo en toda la comunidad mundial y que por desgracia en Asturias tenemos ya una dilatada experiencia de lo que supone la deslocalización de estas empresas.

Algunas multinacionales como Suzuki, Tenneco, Coca-Cola, Vesuvios, Alcoa, Chupa-Chups, Altadis y ahora Danone, cuya deslocalización parece también asumida por el propio Gobierno de Asturias, sindicatos, trabajadores y el conjunto de la sociedad, se han ido sin dar muchos argumentos ni rendir cuentas de las ayudas percibidas. El continuo abandono de estas empresas supone para Asturias un enorme agujero, económico, social, de empleo y precariedad, cuando el principal valor de recursos para la maltrecha economía que estamos viviendo, es la industria, a lo que hay que añadir el cierre de otros sectores históricos que han sido básicos, que hoy ya no existen.

Las empresas multinacionales marcan todos los ritmos de la economía a nivel mundial.

El FMI, nacido en Estados Unidos y con sede en Estados Unidos, y al servicio de la primera potencia mundial, opera como Inspector internacional. Sin su consentimiento, el B.M no concede préstamos ni afloja la bolsa, capitalizando con sus multinacionales las riquezas, garantizando con la OTAN cualquier desestabilización que no sea controlada por ellos mismos, estableciendo y manteniendo el dólar como moneda más poderosa. 

El FMI doblega la voluntad de los gobiernos, exigiéndoles medidas económicas y laborales que posibiliten el mayor enriquecimiento de los bancos norteamericanos y europeos y de las multinacionales.

Los prestamos gestionados por los bancos en cada país tienen unos intereses bajísimos para las multinacionales y sus filiales, y enormes para el resto. Una vez que se implantan en el país que mejor se adapte a sus condiciones, bajan los precios para, con el tiempo, arruinar a la competencia que es absorbida por otra multinacional europea o norteamericana, o los ya conocidos “Fondos Buitre”.

Una vez controlada la riqueza en varias multinacionales y sus filiales, suben los precios exageradamente, garantizando múltiples beneficios que no repercuten en el país que los produce y van a parar a EE. UU y Europa.

Las multinacionales se implantan cada vez más en todo el mundo, comprando recursos a bajo coste con la ayuda de los préstamos concedidos a los gobiernos. Los gobiernos invierten en proyectos que van destinados a garantizar el funcionamiento de las multinacionales como, carreteras, puertos, aeropuertos etc., realizados por las propias empresas multinacionales a un precio mucho más caro, y posiblemente con menos garantías en la calidad de la construcción y los materiales utilizados, en unas condiciones sociales y económicas más inferiores y de mayor precariedad para las trabajadoras/es contratados. Seguidamente estos gobiernos son obligados a invertir en armamento como estamos viendo en la guerra actual entre Rusia y Ucrania, a la vez que en cada país mantienen un ejército de policías que garantice todo el beneficio que se llevan y reprima el descontento popular que surge por las medidas que toman, además de enriquecer a las empresas de armamento de los EE. UU y Europa. Las multinacionales se aprovechan allí donde van de la mano de obra barata, pagando a precio de oro la tecnología y maquinaria. Esta situación genera que el producto sea más caro para el comercio interno, no así para el comercio de EE. UU y Europa.

La condición de la deuda externa o parte que se aplica a los gobiernos, va ligada a la venta a bajo coste de las empresas o servicios estatales, con los cuales estos cada vez son más caros para la población. Los excedentes y la basura de todo tipo “radioactiva “son obligados a comprarla a los países con menos recursos económicos, mientras que las medicinas, vacunas y alimentos les supone un costo exagerado y prohibitivo, las multinacionales se llevan los recursos para abastecer el mercado interno de EE. UU y Europa. Los medicamentos caducados o prohibidos por normativas de estos estados, son un negocio en el resto de países pobres.

La bolsa norteamericana suba o baje, beneficia a los norteamericanos. La mayoría del consumo mundial y materias prima de muchos países va destinado a EE. UU. Impidiendo estos la creación de consumos internos e industrialización en otros países que no estén ligados a sus intereses económicos. Si la bolsa baja, los productos que se venden a EE. UU, resultan más baratos, dado que el dólar es hoy por hoy, y lo será por mucho tiempo la moneda que rige el mercado internacional, obligando al resto de gobiernos a dar ayudas a las empresas para paliar la pérdida de beneficios. Si la bolsa sube, la deuda que tienen crece y el pago de la misma requiere al resto de gobiernos la subida de impuestos sobre la población y la subida de intereses al comercio interno, y una devaluación de su moneda, que permite a las multinacionales también abaratar los costes y generar más beneficios.

En definitiva y porque nos está afectando cada vez más, no debemos de perder de vista al F.M.I al B.M, O.M C y multinacionales que están orquestadas para controlar el mundo, ese mundo deseable para unos pocos, pero no deseable para la gran mayoría de personas que vivimos en este Planeta, cargado de injusticias y tremendas desigualdades.