La minería del carbón entró en el S XXI como canta la canción de Asturiana Mining Company, La Trova del MINERU:
El conveniu va payalo, y habrá restructuración,
con que coño nos quedamos, tras dos siglos de carbón.
Nun pedimos imposibles, que nun caigan de caxon,
una mano una peseta y otra nel detonador
La historia de la minería del carbón en España, es la de la crisis permanente, salvo el periodo de la I GM ,con el alza de precios y el de la autarquía franquista, como combustible nacional, el resto del SXX ha estado siempre marcado como un sector en riesgo. Los problemas de precios por tonelada y la rentabilidad de las explotaciones, junto a las movilizaciones laborales y revolucionarias, son parte ya de la Historia. Esta pugna, casi permanente, se ha asentado sobre tres patas: la patronal, los sindicatos y el estado. Empresas mineras asturianas que hicieron caja, con el paso de la mayor parte de la minería del carbón al sector público, con la creación de la empresa pública Hunosa, en 1967.
El 30 de mayo de 2012, comenzó una huelga indefinida de la minería del carbón en España que duraría 65 días, tanto en las minas públicas como en las privadas, por tanto no solo en las cuencas centrales asturianas, si no en el conjunto de las zonas mineras del carbón del estado. La manifestación en Madrid del 31 de mayo, ante el ministerio de Industria, que fue duramente reprimida por los antidisturbios, marcó el inicio de una espiral, que si bien ya venía de antes, se desarrollaría en toda su plenitud aquel verano. Encierros, manifestaciones, cortes de carretera,… Los enfrentamientos entre fuerzas de seguridad del estado y los mineros, producirían alguna de las imágenes más míticas desde la Revolución de 1934 o el encierro del Pozo Barredo de 1992. La estrategia movilizadora fracasó, ante un gobierno del PP, totalmente inflexible ante la huelga y el respaldo social a los mineros y sus comarcas. Los intereses económicos primaron, en un sector donde ya hacía mucho años, era más rentable una mina parada en huelga que no en activo. A lo que se sumaba la fecha de caducidad, marcada con la previsión del fin de las ayudas europeas al sector. Se prefería quemar carbón más barato de importación, sin importar las condiciones laborales y medioambientales de su extracción.
La Marcha Negra a Madrid del 22 junio al 11 julio de 2012, se convertiría en una referencia frente a los recortes del Gobierno, una esperanza del renacer del movimiento obrero en defensa de los derechos perdidos. La solidaridad se vio en cada pueblo en su larga marcha, miles de madrileños y madrileñas les recibieron en las calles de Madrid. Los mineros volvían a ser una vez más el modelo, la referencia de la clase obrera, resultado de su capacidad organizativa y de lucha. No en vano, se trata de uno de los sectores con más alta afiliación sindical y participación en las elecciones sindicales, con cifras de casi el 100%.
Como en las décadas anteriores, en 2012, nuevamente se planteó el fin del sector y por tanto la última gran huelga minera. Podríamos decir que ha sido la penúltima ya que el sector aunque moribundo, tras esa última reconversión, sigue subsistiendo, con un pozo abierto aún en Hunosa. El pozo Nicolasa, precisamente donde comenzaron las Huelgas de 1962. España, es la adalid de fin de las centrales térmicas, que se vuelan, pese a que el carbón autóctono podía haber jugado el papel de frenar la primera escalada de precios del 2021. De rebote, la Guerra en Ucrania vuelve a poner de actualidad la necesidad del carbón, como reserva energética en buena parte de Europa, pero mientras en otros países de la UE se mantiene e incluso se estudian reaperturas. En España, gobierne quien gobierne, parece que el carbón llega a su fin, a pesar de ser una fuente de energía propia y de los intentos de mantener la empresa pública Hunosa como empresa medioambiental y energética, en una UE donde lo nuclear es verde.
Lejos quedan las decenas de miles de mineros existentes a finales del S XX, hoy quedan unos centenares. Pero se mantiene la importancia de un sector, en unas comarcas mineras donde las alternativas laborales no han llegado, pese a los fondos mineros. Reindustrialización pendiente y generación de empleos estables, frente a una economía comarcal de prejubilaciones e inversiones públicas ,que no frenan la despoblación , ni ponen coto a la crisis social y económica. Sería imposible entender el desarrollo de la España del S XX, sin el sacrificio de los mineros y mineras, sin el carbón manchado de la sangre, de quienes dieron su vida para extraerlo. Las minas fueron cerrando, pero la superestructura cultura del mundo minero, de su sociedad, aún se mantiene, con ese esa visión mítica de la lucha minera a la que canta Spanta la Xente en Díes de Barricá
Los antidisturbios abren fuegu,
Pero por muncho que peguen
Volvemonos llebantar.
Prexuvilaron les nueses vides
Pero, ónde trabayaran
Los que vienen per detrás.
Los fondos mineros paguen flores,
Pa poneles enriba la to tumba.
Son munchos los que froten les manes,
Repartiendo la to herencia.
Son dies de barricá.
Son dies de barricá.
Benjamín Gutiérrez Huerta
Historiador
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