¿Qué le hemos hecho los hombres a doña Ana González, alcaldesa de Gijón, para que desprecie la histórica lucha de las mujeres en favor de la igualdad?
Sí, no me he confundido. Con su intervención en el último congreso de la Federación Socialista Asturiana a quien más ha insultado es a la causa feminista.
No debería desconocer doña Ana que alegatos supremacistas de género —impropios de la representante de todo un Concejo y, aún más, de quien se denomina feminista— como los expuestos ante sus compañeros de partido, refuerzan la posición de aquellos que, en un alarde de indigencia intelectual, equiparan machismo a feminismo.
No, señora alcaldesa, no lo ponga en duda. Los hombres somos seres humanos racionales, tan humanos y racionales como cualquier mujer. Desconozco con qué individuos de mi mismo género trata la primera edil.
Puedo asegurar que somos mayoría los hombres que vemos a nuestras madres, parejas, amigas, compañeras de trabajo —también a la señora González, como a toda mujer— como a personas con los mismos derechos y obligaciones que cualquiera de nosotros. Somos mayoría los que vemos con admiración la histórica lucha de la mujer por cambiar un mundo en el que, exclusivamente por su género, ha sido discriminada. Somos mayoría quienes intentamos poner, día a día, todo de nuestra parte para poner fin a cualquier actitud sexista, para con desprecio señalar y aislar a quienes ejercen cualquier tipo de violencia sobre la mujer.
Llámenme iluso. Quiero creer que las palabras de doña Ana no van más allá de una bravuconada de alguien que, ante los suyos, quiere ser primera abanderada de la causa. No puedo concebir que la socialista mantenga un discurso equiparable a una babayada de chigre en boca de un hueco machista.
Pero no descarguemos toda la responsabilidad en la alcaldesa. En la sala en la que fueron pronunciadas las palabras que motivan este artículo, ¿no había ningún/a feminista? ¿Nadie recriminó a doña Ana un discurso tan insultante para el hombre como dañino para la causa de la igualdad? ¿Ponentes y oyentes compartían el mensaje o la cobardía de corregir a un compañero con altas responsabilidades pesó sobre los principios?
Importante sería que la señora González se disculpase. Pero más importante es que, lo haga o no, los hombres de forma mayoritaria nos mantengamos comprometidos con la causa de la igualdad. Hagamos oídos sordos tanto a los discursos hembristas como a los machistas. No permitamos que nadie nos excluya de una lucha justa.
Y hagamos entender a la primer edil gijonesa que por justa que sea una causa cuando se articula desde el extremismo y la exclusión acaba por corromperse.
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