Que los diputados se equivoquen al votar es bastante frecuente. Los casos más clamorosos fueron los de Pedro Sánchez, que lo hizo contra el aborto, y Mariano Rajoy, de una enmienda pactada a sus propios Presupuestos. Políticos como Jose Luis Rodríguez Zapatero, Pablo Iglesias o Gaspar Llamazares también erraron. Ninguno pudo rectificar. Pero no solo ha habido errores en el sistema presencial, sino también en el telemático, el último, hasta ahora, protagonizado por José Luis Ábalos, en los nombramientos de los magistrados del Tribunal Constitucional. El exministro quiso cambiar su voto y no se le permitió. Dicho esto, nunca una equivocación tuvo tanta trascendencia como la de Alberto Casero, porque se trataba de tumbar o no la iniciativa estrella del Gobierno en la legislatura. Pero es que el diputado popular no solo erró una vez, sino cuatro en la misma sesión, en las 17 votaciones que se realizaron, lo que es insólito y difícil de entender.
¿Cómo es el proceso de votación? El parlamentario que ejerce su derecho desde fuera del Congreso —con la debida autorización, que está tasada: embarazo, maternidad, paternidad o enfermedad grave— entra con sus propias claves en la intranet de la cámara. Dispone de tres botones, verde (sí), rojo (no) y amarillo (abstención), para expresarse sobre las normas legislativas que se proponen. Una vez que ha elegido una de esas opciones la aplicación le pregunta si está seguro de que lo que se refleja es lo que en realidad quería expresar. Entonces el diputado debe confirmarlo. Si ve que se ha equivocado, puede regresar a la pantalla anterior y modificarlo. Si considera que es correcto, pulsa «finalizar votación». Por último, se le proporciona un resguardo. Y ya no se puede modificar el voto.
Aunque el PP y el propio interesado argumentaron en principio que se trató de un fallo informático, sin una sola prueba, es casi imposible que sea así por la seguridad del sistema y porque nunca, hasta ahora, había habido ninguna protesta por un error de este tipo. Una resolución de la Mesa del Congreso de mayo de 2012, que estableció el funcionamiento del voto telemático, exigía que, una vez emitido, la presidencia de la Mesa comprobará telefónicamente con el diputado que el proceso se había realizado correctamente y el sentido del voto era el que correspondía. Pero otra de marzo del 2020, que fue prorrogada en octubre del 2021, realizó modificaciones, debido a que la pandemia había generalizado este tipo de votaciones. Y estableció que, «sin perjuicio de lo previsto» en la resolución del 2012, se fijaba un sistema de doble comprobación. Pero, pese a todas las garantías y cautelas, muchos diputados se siguen equivocando al votar. ¿A qué se deben tantos errores? Es la pregunta que deben contestar sus señorías.
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