Hace unos días, el presidente del Gobierno empleó en una entrevista radiofónica un término nuevo, gripalización, cuando habló de abrir un debate técnico sobre la posibilidad de iniciar una desescalada en la intensidad de las acciones contra el covid. Ello supondría combatir la pandemia como se hace con enfermedades de consecuencias menos graves, como la gripe. A estas alturas, de aquellas declaraciones, solo quedan dos voces, gripalizar y gripalización, casi siempre trasladadas al agitado debate político.
Muchos de quienes se oponen a ese proceso de cambio en la estrategia contra la pandemia la han tomado con las palabras, pese a que son solo eso, palabras, cuya validez radica en su capacidad para expresar ideas. Así, una revista médica afirma que «de por sí, el término gripalizar, para los expertos, es una aberración», cuando lo que debería decir, en todo caso, es que lo aberrante es llevar a cabo la gripalización en el actual estado de la pandemia. Un médico, asiduo participante en tertulias televisivas, dice que cuando uno escucha palabras como gripalización se pregunta si realmente hemos aprendido algo: «¿Tenemos estrategia para lo que va a venir en febrero? [...] Gripalizar es un término político, para nada es un término epidemiológico». Cree el galeno que puede tener rédito político, pero la cuestión, para él, es que si un día se levantan las alfombras, mucha gente tendrá que asumir culpas. Pero las culpas no serán por usar el neologismo, sino por gripalizar cuando lo adecuado sea no hacerlo.
Gripalizar está formado por el adjetivo gripal (‘perteneciente o relativo a la gripe') y el sufijo -izar. Este, explica el Diccionario, «forma verbos que denotan una acción cuyo resultado implica el significado del sustantivo o del adjetivo básicos».
El proceso no es inusual, pues el Diccionario de la lengua española recoge unos setecientos verbos formados con ese sufijo. A su vez, con el sufijo -ción forman sustantivos que expresan acción y efecto, como actualización, de actualizar; digitalización, de digitalizar, o gripalización, de gripalizar.
Las palabras en sí no son malas. Los neologismos son útiles cuando expresan con brevedad lo que de otra forma necesitaría una explicación o una descripción más complejas. Lo que puede ser malo o bueno es el referente que hay tras las palabras.
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