Deterioro de la política Ambiental en Asturias

Ovidio Zapico

OPINIÓN

Instalaciones de Arcelor en Avilés
Instalaciones de Arcelor en Avilés

02 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

No es razonable que en Asturias el medio ambiente carezca de una estructura política singular y totalmente independizada de otras. No sólo por la visibilidad que esto otorgaría a la gestión ambiental sino por la independencia y capacidad real que se lograría para que esa estructura político-administrativa fuera garante de la aplicación de los criterios públicos ambientales. No hablamos necesariamente de una Consejería singular, aunque valdría, ya que hay otros instrumentos incluso más adecuados a la gestión pública moderna. Desde luego, el modelo de situar la política ambiental en consejerías más amplias la ha debilitado. Como ejemplo paradigmático de esta debilidad se puede mencionar todo lo que está sucediendo con las transformaciones que quiere acometer Arcelor, una empresa imprescindible para Asturias. Las autoridades ambientales de la administración asturiana han perdido, precisamente, toda dimensión de su autoridad ante esta gran empresa y es de suponer que puede estar sucediendo algo similar ante el resto del mundo empresarial.

Arcelor forma parte del corazón socioeconómico y de la historia más positiva de Asturias y, por eso, el empeño político ha de ir destinado a mantener y mejorar su producción en nuestra tierra. Esta empresa, y sus precedentes, son parte de nuestra identidad colectiva. Las políticas de calidad ambiental, cuando se dirigen hacia el mundo industrial, tienen que buscar el equilibrio entre producción y protección del entorno. Asturias, que es un paraíso natural que alcanzó la modernidad gracias a su industria, ha sido ejemplo siempre de cómo se alcanza esa compleja armonía entre las dos almas de nuestra tierra. Es una autoridad pública independiente, profesionalizada, competente y respetada por la industria, la única que puede lograrlo. Hoy, como decimos, ese equilibrio se está rompiendo debido al deterioro político de la administración ambiental asturiana.

Veamos algunas situaciones graves: en sede parlamentaria, la Consejería de Medio Ambiente reconoció que carece de informes técnicos administrativos que avalen algunas de las medidas de corrección ambiental que Arcelor ha decidido acometer. Aún más, en respuesta escrita oficial a Izquierda Unida, el gobierno dice que carece de los planes finales de Arcelor sobre la descarbonización. Por tanto, todas las actuaciones que se le están permitiendo realizar carecen, hasta donde IU ha podido saber, del necesario sostén por parte de los funcionarios públicos. Por ejemplo, el recrecido de la chimenea, propuesto por la empresa, como medio para contaminar menos y evitar la colocación de un filtro moderno en el Sinter B -no es una broma surrealista- carece de informes técnicos. IU esperará a ver si, en su día, algún técnico, digno de Star Trek, firma esta ingeniosa solución, cuál es su argumentación y cómo se sostiene en la legislación ambiental española y europea. En nuestra opinión, con el aumento de la chimenea para emitir residuos desde más altura, se tolera que esta empresa no aplique la ley que le obliga a filtrar las partículas. Por su parte, la empresa alega que le sale muy caro colocar el filtro ya que, en breve, toda esa instalación será sustituida por otros sistemas. Sin embargo, a la vez, el Principado reconoce que no sabe nada sobre los planes de Arcelor, sobre sus inversiones futuras y sus tiempos de aplicación. En definitiva, la chimenea temporal propuesta por la empresa podría durar muchos años. La administración, gravemente, permite a la empresa decidir qué leyes puede evitar en función de su interés económico. Aunque para el resto de la ciudadanía la Ley nunca es disponible y, por tanto, hay que respetarla siempre, en este caso, los responsables públicos consienten amablemente los deseos de la empresa. Es evidente la pérdida de autoridad del Gobierno asturiano en este asunto y que el Ejecutivo regresa a un paradigma de relación con las grandes empresas propio de los tiempos predemocráticos. Esperemos que el siguiente paso que se le permita a Arcelor no sea suspender provisionalmente la aplicación de leyes laborales porque le sale muy caro. Las consecuencias de esta claudicación de los responsables ambientales son más contaminación en Asturias, incluso de las partículas mayores, las sedimentables, que ya no eran un problema desde hace décadas. Nuestra imagen de marca, la Asturias Verde, se verá dañada, al igual que la salud de nuestra gente. Es necesaria una reacción ciudadana como la que ha tenido lugar en la manifestación ambiental de Gijón de hace unas semanas y, también, es necesaria una reacción desde la alternativa política de la izquierda.

Hay que impulsar desde el Parlamento un debate sobre todo este panorama lamentable, y obligar al Principado a establecer una relación con Arcelor adecuada a la responsabilidad y autoridad que tiene una Administración Pública, encargada siempre de vigilar la aplicación de la legislación. Los responsables ambientales no pueden abdicar de sus obligaciones. Hay que analizar con rigor los trámites ambientales realizados y exigir a Arcelor información definitiva y segura sobre lo que pretende hacer y los tiempos que prevé e ir iniciando todos los trámites públicos necesarios para autorizar, o no, las distintas operaciones. Hasta ahora, ningún expediente de los nuevos planes de Arcelor se ha iniciado en la administración luego parece poco probable que la solución propuesta de permitir una chimenea sin filtrar sea breve. No obstante, recalcamos que por muy breve que sea, en nuestra opinión y salvo informe en contrario, es sencillamente tan ilegal y nociva que hay que revertirla.

Tampoco parece adecuado que Arcelor establezca como unidad de análisis y actuación ambiental las dos instalaciones de sus dos Sinter y las autoridades se hayan allanado. Esta decisión favorece los intereses económicos de la empresa ya que se ve exonerada de actuar obligatoriamente en los dos focos de contaminación, que son distintos y distantes. Por mucho que la empresa diga que estas dos instalaciones forman un conjunto único, lo cierto es que requirieron de autorizaciones independientes. El tratamiento conjunto e indiferenciado de los dos Sinter permite emitir contaminación descontrolada en el entorno de aquel que no sea corregido y, al final, sobre todo el aire de Asturias. Es una trampa que demuestra el sometimiento de las autoridades a los objetivos mercantiles de la empresa, eso por lo menos.

Es necesaria una reforma de toda la estructura de gestión ambiental del Gobierno y situar en ella a responsables de alto nivel técnico y político. Hay que elevar el medio ambiente a la primera división política de Asturias como hizo el Gobierno del presidente Pedro de Silva que situó a Asturias en la vanguardia española de la protección ambiental. Si algo va a determinar nuestro futuro social y económico son las políticas ambientales en las que hoy en día llevamos un retraso lamentable y que ha sido empeorado al convertir a la administración en una institución subalterna de los intereses de las grandes empresas.

Por último, queremos volver a señalar que Arcelor forma parte del futuro de Asturias e IU siempre favorecerá que se desarrolle y mejore en nuestra tierra. Asturias es industrial y tiene que seguir siéndolo. Las políticas ambientales no deben ir contra la industria, antes al contrario, deben generar un entorno que sea favorable al desarrollo industrial. No obstante, cuando se permite contaminar y dañar la salud de las personas, es decir, cuando se regresa a mediados del siglo XX, al final también se perjudica la capacidad de Asturias para atraer inversiones. Nadie quiere ir a tierras sucias y enfermas. Lo que está haciendo la degradada estructura ambiental del Principado es perjudicar uno de nuestros principales valores: la calidad ambiental. En nuestra alternativa política, la protección ambiental es innegociable, aunque su garantía se logre mediante el diálogo con los agentes empresariales que, si ven firmeza y prestigio en el campo público, siempre terminan por asumir su responsabilidad para con la comunidad. Así sucede en una Europa de la que nos estamos alejando de forma innecesaria, quizás por falta de capacidad política. IU quiere el medio ambiente en el centro de la política asturiana.

Ovidio Zapico

Coordinador General IU