Hace unos meses se nos pedía desde el Gobierno de este país que hiciéramos la colada a altas horas de la noche para ahorrar en electricidad, que es lo mismo que nuestros abuelos llaman «La luz». Sé yo de alguno que llegó a casa un poco contento y, en lugar de recenar, se puso con la plancha. De todo lo que dijeron lo único que era cierto, y lo dijeron con la boca pequeña, es que estamos pagando la energía más cara de la historia bajo «El Gobierno del cambio, el Gobierno que iba a gobernar para todos y para todas». Menudas pamplinas nos contaron, que no servían para nada porque era mentira, como luego se demostró, que se ahorraba poniendo la lavadora a las tres de la mañana -a esa hora lo único que se puede poner es una copa-, lo único que se lograba era el insomnio propio y de los vecinos.
Ahora, con el precio de la electricidad marcando el récord hoy y siendo superado mañana, el Ayuntamiento de Oviedo decide gastarse el mayor presupuesto gastado nunca en la iluminación navideña de la ciudad. Hemos pasado de querer ser una pequeña ciudad centroeuropea a que el Vigo de Abel Caballero sea el espejo donde reflejarnos: prepárate, Abel, que Canteli va a por ti.
«Más de medio millar de arcos luminosos, 4,5 millones de puntos de luz y tres kilómetros de techos de luz (…) también se han ambientado con bombillas 650 árboles y 250 faros», ponía en una noticia de este periódico. Todo ello con un coste de 1,57 millones de euros, y no voy a ser yo el que caiga en la demagogia fácil de decir que este dinero estaba mejor empleado en los que pasan hambre y demás birlibirloques, esto se lo dejo para la oposición . Yo sólo les pido un poco de buen gusto, de belleza, de estilo, de armonía, de clase; porque válgame Dios. Y esto no viene de ahora, cada año, con unos y con otros, las mismas atrocidades. Lo simple y lo clásico siempre es un acierto cuando no se sabe, y está claro que en esta ciudad no saben o que sólo les encargamos las luces a los que no saben o carecen de gusto.
Hay calles en las que te adentras y del fogonazo de luz que uno recibe cree estar muriendo, otras no es para tanto y con poner gafas de sol se soluciona. También hay juegos de luces y bombillas con tonos y colores tan dispares que para sí los quisiera el Models en sus buenos tiempos, dicen que se han visto señores tratando de entrar en los árboles de luz frente al Campoamor. Lo del túnel de luz en la calle Pelayo fue todo un boom , pero ya no queda nadie de Asturias y alrededores sin haberse sacado allí ya la foto. Pero lo que más me fascina es ese trampantojo de la portada del Real de la Feria de Sevilla que han hecho en la fachada del Ayuntamiento, al que, para poner la guinda, han añadido dos angelotes trompeta en mano a cada lado del arco.Y una cosa que me pregunto, ¿Quién será el encargado de elegir los villancicos que suenan por las altavoces?
Me dicen que el Grinch está encantado.